Corazón de María, Madre de Dios y Madre nuestra
Corazón amabilísimo, objeto de las complacencias de la adorable Trinidad, y digno de la veneración y ternura de los ángeles y de los hombres
Corazón el más semejante al de Jesús, cuya imagen más perfecta sois
Corazón lleno de bondad y en gran manera compasivo de nuestras miserias
Hacednos sentir ahora, ¡oh Virgen piadosísima!, la dulzura de vuestro corazón maternal y la fuerza de vuestra intercesión ante el de Jesús.
Dulce Madre, Bienaventurada, Purísima, y siempre Virgen Madre de Dios, deseo sentir tu presencia, hoy y mañana, pero sobre todo en los momentos en que me atormenta la angustia.
Oh mediadora ante el Creador irrechazable, sabiendo que gozo de tu amparo y que en toda ocasión estás dispuesta a escucharnos, acudo a tu tierno Corazón de Madre implorando me des tu inigualable auxilio, te suplico me alcances de tu Hijo Jesús solución conveniente a este gran problema que como sabes es motivo de mi angustia y que para mí es imposible de solucionar:
(Pedir ahora lo que se desea conseguir).
Tú que siempre proteges a los que te honran, sé presta a intervenir en mis penas, Tú que eres fuente viva que rebosa generosidad atiende Virgen María esta petición y concédeme tu singular patrocinio.
Oh buena y dulcísima madre mía, Corazón Inmaculado y Puro, Corazón que a todos nos resguarda y que es nuestro refugio y salvación, Tú serás siempre nuestra esperanza, pues nos comprendes cuando estamos angustiados, nos tomas fuertemente de la mano y guías cuando no sabemos qué camino tomar y nos ofreces tu Inmaculado Corazón como ancla firme de Salvación.
Te suplico derrames tu gracia sobre nosotros, y sobre nuestras familias, danos en toda ocasión tu protección, paz y amor para que no nos falte salud, bienestar y cariño.
A Ti nos confiamos, en Ti esperamos, bendice nuestras vidas, acciones y palabras, haz que vivamos en el amor, en la paz, en la caridad, fidelidad, dicha y unión; ayúdanos a crecer en la vida de la gracia y derrama sobre todos nosotros el espíritu de pureza de corazón, de mente y cuerpo y consigue que, bajo tu amoroso patrocinio, nuestro destino esté siempre unido a Dios.
Por Jesucristo, tu Divino Hijo, nuestro Señor. Así sea.
Rezan tres Avemarías y Gloria. Repite las oraciones y los rezos tres días seguidos.
Que tu Cruz sea su luz y no permitas que el enemigo los desvié del camino.
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