ACARICIANDO LAS DURAS ROCAS

“Yo gozo acariciando las duras rocas, porque son como el aliento húmedo que sale de la boca del bosque “(José María Moliner)


Este día me dirijo a ti con la alegría intencionada de ver que tus gustos moderados equilibran tu personalidad.


En tu trato con la gente te habrás dado cuenta de que existen seres supersensibles. Cualquier detalle – por pequeño que sea – lea hace alegrarse o pasar algún mal momento.


Uno decía que gozaba, fíjate bien, acariciando las duras rocas. Y gozaba porque veía en ellas el aliento húmedo que sale de la boca del bosque.

También observaba en ellas algo que para otros muchos pasa desapercibido. Veía en las rocas esculturas talladas por las manos de Dios.


Hay personas que disfrutan oyendo el oleaje del mar, o pisando la fina hierba de la tierra.


Hay personas que tienen una casita pobre, pero por ella entran raudales de luz de nuestro sol  Mediterráneo, y se sienten felices.


¿Gustas de la naturaleza en toda su profundidad y en todo su elocuente lenguaje?


Me contaba un amigo mío,, dueño de un bar y de una pizzería, que todos los fines de semana se iba solo a su casucha del campo para respirar el aire del bosque no contaminado; para leer a ratos y para pasar mucho tiempo caminando despacio por entre las sendas de la campiña.


Volvía el lunes renovado y con ansias de  comenzar sus tarea diaria tratando mejor a las personas en su establecimiento.



¡Vive hoy feliz!

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