Presentamos un tema muy significativo respecto de lo que hasta ahora hemos
trabajado y en la línea que proponemos continuar. Hablaremos de 3 claves que
fundamentan el ser de un grupo de matrimonios:
· Somos
cristianos
· Tenemos
un proyecto de vida en pareja
· Queremos
compartirlo y caminar en grupo
El
matrimonio es un hecho “nuevo”. Una aportación feliz de los cambios culturales
y de la dinámica interna de la evolución. El matrimonio está dando un viraje de
180°. Me bastan, por suficientes, dos razonamientos:
Hasta
no hace mucho tiempo, el matrimonio era un arreglo de los padres Existen aún
pueblos en la tierra en los que el hombre compra a su mujer, de acuerdo con sus
cánones culturales Hoy día, y demos gracias a Dios por ello, chicos y chicas
tienen unas posibilidades de elección, una libertad de opción, muy grandes
Posibilidad de relación, de conocimiento mutuo... que nos recuerdan por
contraste las «carabinas» de antaño.
Hasta
hace muy poco, incluso todavía, la relación hombre-mujer estaba marcada por la
prepotencia del varón. La mujer no tenía acceso a la cultura, ni a las
responsabilidades Carecía de derechos Era sierva. Todo esto cambió. La paridad
sociológica entre hombre y mujer parece cercana
Hombre
y mujer pueden vivir hoy como pareja, de una manera bien distinta a como lo
hicieron hasta ahora. Hasta estos tiempos habrán existido matrimonios muy
buenos, matrimonios incluso admirables, pero la forma de concebirla convivencia
en esa situación de desnivel no puede ni parecerse a las posibilidades que una
pareja tiene hoy.
Cuando
oímos decir que los jóvenes hoy desechan el matrimonio, que lo consideran una
institución caduca; cuando les oímos decir que buscan otro modo de vivir en
pareja, tenemos que darles la razón si eso significa el rechazo de una forma de
convivencia que parte de presupuestos culturales que no son los de hoy.
Y
tenemos que ver con gozo que el ideal maravilloso del amor, de la donación
mutua del hombre y la mujer está apenas asomándose a un horizonte cuyas
perspectivas difícilmente podemos alcanzar.
Una
espiritualidad conyugal intentará orientar la vida a partir del hecho de vivir
a dos; marcará la relación con el otro a partir del hecho de vivir a dos;
orientará su ascética a superar todo aquello que impida vivir a dos; encontrará
en el ideal del amor humano, del amor humano en Jesús, la fuerza y la luz, la
ilusión y la esperanza.
¿Y
qué será del yo? Tendremos que aplicarle la ley del Evangelio, la ley del grano
de trigo que muere. Resucitará, alcanzará su plenitud, porque tanto más soy yo
mismo cuanto menos yo soy.
La
espiritualidad conyugal, hablando en términos de Evangelio, será ese proceso
por el que el «hombre viejo tiende a morir. De la muerte de ese yo, del tuyo y
del mío, surgirá el nosotros, la comunión de amor entre los esposos, cuya
fuerza es el mismo Dios, y de este nosotros nacerán un hombre nuevo y una mujer
nueva, un nuevo ser en plenitud.
Para
trabajar en pareja y en grupo:
Comentar
lo que sugiera el texto
¿Te
ha hecho descubrir algo nuevo?
Compartir
los matices diferenciadores que cada uno pueda tener sobre el matrimonio, la fe
y compartirlo en un grupo.
¿Creéis
que podéis vivir esa espiritualidad de la que habla el texto?
1
ó 2 objetivos para vuestra pareja este año
1
ó 2 objetivos para el grupo este año
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