CONTROL CEREBRAL Y EMOCIONAL

LA ACTIVIDAD DE NUESTRA MENTE ES DOBLE

a) Receptora del mundo exterior mediante sensaciones conscientes (aparato fotográfico o receptor); atención externa suave, a colores, formas, objetos, movimientos, sonidos, etc. Esta atención no cansa. Es tónico del sistema nervioso. Produce alegría, enriquecimiento, paz y descanso. Es un retorno a las realidades materiales o corpóreas.

b) Emisora de imágenes (representación de sensaciones previas) o de nuevas ideas enriquecidas con otras experiencias, o de raciocinios elaborados consciente o inconscientemente (aparato proyector o transmisor); atención interna, creadora. Es trabajar, producir, y puede causar fatiga. Es retornar a las realidades intelectuales internas. 

 

Basamos la reeducación de la mente en la distinción entre receptividad y emisividad de nuestro mundo psíquico, y en el axioma de que simultáneamente no podemos ser plenamente receptores y emisores; estar fotografiando un objeto y proyectándolo al mismo tiempo. Si nos damos cuenta exacta de lo que vemos u oímos, no podemos al mismo tiempo pensar en si lo hacemos bien, o en lo que nos entristece o atemoriza. Y, al revés, si pensamos en la injuria o peligro dejamos de darnos cuenta nítida de los colores y sonidos.

De ahí sacaremos dos consecuencias.

1) Poder descansar en la fatiga cerebral y en las tensiones que vienen de la mente emisora descontrolada, haciéndonos meramente receptores de sensaciones y actos conscientes.

2.) Poder frenar las ideas que nos iban a irritar, entristecer o atemorizar, dándonos cuenta nítida de lo que vemos, oímos, palpamos, y hacemos.


DEL DOMINIO IMPERFECTO AL CONTROL
Los débiles o enfermos psíquicos, al entregarse al estudio, no tienen concentración verdadera, y en los tiempos en que deberían descansar siguen pensando en sus estudios y negocios o andan enredados en preocupaciones„ dudas y tristezas. Aun en el sueño no llegan al reposo completo, pues frecuentemente lo pasan con pesadillas. Emiten mucho más de lo que reciben.

Por el trabajo concentrado a sus tiempos, y por las sensaciones o vida conscientes en los demás, evitarán este desorden consiguiendo el equilibrio de las personas psíquicamente normales. 

Estas, en los momentos de concentración o de estudio, sólo piensan en lo que hacen, olvidándose de todo lo demás, y en los otros momentos, o tienen sensaciones conscientes, o pensamientos agradables, espontáneos, más pasivos que activos; de este modo el tiempo de descanso o de sensaciones es proporcionado al tiempo de trabajo o de concentración.

Práctica. --Digo "las doce" e imagino la manecita en las doce, concentrando allí mi atención; descanso entonces con una o varias sensaciones. En seguida digo "la una" y paso mentalmente la manecilla de las XII a la I, concentrándome y descansando como en la anterior. Recorro de este modo medio reloj en uno o dos minutos de concentración intermitente. Hágase este ejercicio tres veces por día.

Este dominio de sus pensamientos es el fundamento de la grandeza humana de Napoleón Bonaparte. Cuando se ocupaba de un asunto se concentraba tan perfectamente en él que se olvidaba de todo lo demás, y al tratar de otro negocio o al descansar, dejaba totalmente los anteriores; así lograba trabajar 16 ó 18 horas diarias.

LA ACTIVIDAD DE NUESTRA MENTE ES DOBLE

a) Receptora del mundo exterior mediante sensaciones conscientes (aparato fotográfico o receptor); atención externa suave, a colores, formas, objetos, movimientos, sonidos, etc. Esta atención no cansa. Es tónico del sistema nervioso. Produce alegría, enriquecimiento, paz y descanso. Es un retorno a las realidades materiales o corpóreas.

b) Emisora de imágenes (representación de sensaciones previas) o de nuevas ideas enriquecidas con otras experiencias, o de raciocinios elaborados consciente o inconscientemente (aparato proyector o transmisor); atención interna, creadora. Es trabajar, producir, y puede causar fatiga. Es retornar a las realidades intelectuales internas.

Basamos la reeducación de la mente en la distinción entre receptividad y emisividad de nuestro mundo psíquico, y en el axioma de que simultáneamente no podemos ser plenamente receptores y emisores; estar fotografiando un objeto y proyectándolo al mismo tiempo. Si nos damos cuenta exacta de lo que vemos u oímos, no podemos al mismo tiempo pensar en si lo hacemos bien, o en lo que nos entristece o atemoriza. Y, al revés, si pensamos en la injuria o peligro dejamos de darnos cuenta nítida de los colores y sonidos.


De ahí sacaremos dos consecuencias.

1.) Poder descansar en la fatiga cerebral y en las tensiones que vienen de la mente emisora descontrolada, haciéndonos meramente receptores de sensaciones y actos conscientes.

2.) Poder frenar las ideas que nos iban a irritar, entristecer o atemorizar, dándonos cuenta nítida de lo que vemos, oímos, palpamos, y hacemos. 

INTRODUCCIÓN
Los peligros de la era nuclear en que vivimos son signos exteriores de otra fuerza interna mucho más terrible, explosiva, destructora y atomizadora. La vida psíquica de pensamientos, impulsos, instintos, emociones y sentimientos descontrolados que se dan en el hombre moderno, su proceder y deseos inconfesados, sus prisas, preocupaciones y quebrantos nerviosos son más amenazadores que la bomba atómica.

Cada mes se modifican las fronteras de la ciencia, de la industria y de la política. Cada día nos vemos expuestos a impresiones explosivas de periódicos, radio, cine y televisión Se viaja a 1.000 kilómetros por hora sobre la prolongada explosión de los potentes reactores alados, y aun los negocios y la vida social se van complicando hasta llegar a situaciones explosivas. El vivir en el marco de 24 horas se hace cada día más y más difícil por los mil detalles embarazosos a los que hay que atender. Tan fuerte y tan terrible es la presión que esto ejerce en nuestra mente, que para muchos la vida se asemeja a una explosión tras otra.


1-1 FELICIDAD FALSA Y VERDADERA

La riqueza no satisface; no llenó a 80 millonarios que se suicidaron en Estados Unidos en un solo año. Tampoco el placer, confundido con la felicidad. Muchos, por identificarlos, se entregan al vicio, pero encuentran humillación, hastío, enfermedad, remordimiento, muerte prematura y tal vez condenación eterna.

Tampoco nos llenan las diversiones inmoderadas. ¡Cuántos jóvenes sienten el vacío de su vida sin ideal! Tendrían que llenarlo con la satisfacción del deber cumplido o del sacrificio por una causa noble, pero se contentan con encubrirlo en un cúmulo de diversiones, o lo quieren ahogar con la risa chocarrera o la agitación desenfrenada. Nunca serán felices por ese camino.

Felicidad es densidad de existencia o de vida.

1. En el grado más bajo está la del animal que se reduce a saciar sus instintos corporales.

2. Subiendo más alto viene la del hombre, que, además de cuerpo, tiene alma con capacidad de percibir, poseer y aumentar la belleza, la verdad y la bondad. Densidad de existencia estética, intelectiva, afectiva y creadora, que puede crecer en altura, profundidad y extensión y que es incomparablemente mayor que la del animal.

3. El hombre, elevado por la Gracia a una existencia sobrenatural, tiene posibilidades de realización y de gozo, en cierto modo, divino. Lo sabemos sólo por la fe, y lo sentimos en momentos de fervor. Vida que, en la eternidad, tendrá una densidad de existencia rayana en lo divino.

4. Dios tiene esta densidad de existencia infinita al conocer, amar, realizar y gozar. ¿Será grandeza el despreciar la felicidad de esta vida? Hay quien desprecia este tema por parecerle imposible su consecución. Ignora lo que puede su espíritu y su elevación sobrenatural. Se siente incapaz de ella.

Despreciar la felicidad falsa, la del egoísta, la del éxito aparente, la del que, tras una fachada de contento, está ocultando un alma insatisfecha, eso sí sería grandeza (hasta cierto punto). Pero desdeñar la felicidad verdadera es una trágica grandeza. Conquistarla por el heroísmo es la verdadera grandeza; como cuando de lo profundo del fracaso se hace brotar el éxito espiritual.

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