Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y
acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. Respondiendo
él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue. Y acercándose al otro, le
dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue.
¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?
Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los
publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios. Mateo
21:28-31
En esta porción de la palabra de Dios vemos la
actitud de éstos dos hijos, el primero le dice a su padre que no quiere
obedecer a su mandato, sin embargo se arrepiente y decide hacerlo. Por otro
lado el segundo hijo que aparenta ser obediente responde a su padre que lo
hará, pero lamentablemente no lo hace. La pregunta que se menciona ahora es muy
interesante: ¿Cuál de los dos obedeció a su padre? y ¿Cuál entonces fue el hijo
rebelde?
¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo
que yo digo? Lucas 6:46
Muchos decimos conocer a Cristo y declaramos: “¡Si
Señor, yo quiero obedecerte! ¡Entra en mi vida!” Sin embargo, no lo dejamos
actuar. Nos dice que leamos la biblia, que oremos y prediquemos en todo
momento, pero no apartamos tiempo para ello. Somos agradecidos pero vivimos
quejándonos. Nos pide que amemos a nuestro prójimo, pero ni siquiera lo
queremos perdonar. Quiere que lo amemos con todo el corazón, con toda nuestra
mente y con toda nuestras fuerzas, sin embargo, muy poco amor y fuerza
demostramos por Él.
Aquel tiempo, los hombres que decían conocer a Dios
hacían lo mismo, aparentaban ser siervos suyos pero en realidad no lo
obedecían, es por ésta razón que Jesús les dijo: “De cierto os digo, que los
publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios.” El segundo
hijo representa a los publicanos y a las rameras, personas pecadoras que tenían
pésima reputación ante los demás, sabían que la prostitución estaba prohibida
pero la ejercían y con ello le decían a Dios “no”. El publicano timaba y robaba
a ojos abiertos y con ello le decían a Dios: “no”, pero se arrepintieron y en
sus vidas hubo tal cambio, que muchos quisieron conocer más a Cristo.
Puedes criticar a alguien que en éstos momentos se
encuentra esclavizado por el pecado, robando, prostituyéndose o
emborrachándose; pareciera que fueran los hijos rebeldes que con sus actitudes
le están diciendo “No” a Cristo. Sin embargo, no te das cuenta que el rebelde
podrías ser tú, porque conociendo la verdad no la sigues; y ellos podrían
encontrarse muy pronto más adelante de ti cuando partamos hacia cielo.
Hoy te animo a examinar tu vida e identificar si
estás siendo el hijo rebelde o aquel que hace la voluntad de su Padre. Si has
estado descuidando tu relación con Dios, te animo a empezar de nuevo. ¡No vivas
una vida de apariencias, vive demostrando a cada momento que eres un verdadero
seguidor de Cristo
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