“No dejemos que la vanidad nos lleve a
irritarnos y a envidiarnos unos a otros.” Gálatas 5:26 (NVI)
Ni
el auto del año, ni la ropa de moda, ni tampoco el teléfono último modelo
pueden traernos felicidad a nuestra vida. No permitas que lo que es vanidad
traiga envidia a tu corazón o peor aún te robe la paz. Busca cada día llenarte
del Espíritu Santo, vestirte de santidad y lucir el evangelio en todo su
esplendor. Pídele a Dios que te ayude a que tu mirada no esté en lo pasajero
sino en lo eterno.
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