Cuando
recemos los Salmos como oraciones poderosas y milagrosas tenemos que tener
en mente que lo que estamos rezando son poemas escritos hace siglos por seres
de gran espiritualidad y devoción a Dios.
A lo que nos referimos cuando decimos que rezar los Salmos (y otras oraciones poderosas) de manera constante, concentrados, y con un corazón lleno de devoción, fervor y confianza en Dios, los resultados son milagrosos, porque bien dijo Jesucristo:
En
verdad os digo que si tenéis fe y no dudáis, no sólo haréis lo de la higuera,
sino que aún si decís a este monte: Quítate y échate al
mar, así sucederá» Mateo 21:21
Nuestra
fe, devoción, y confianza absoluta en Dios es la energía que manifiesta nuestra
intención.
Habiendo
explicado este punto, si necesita tener un milagro económico como la venta de
una casa, que le paguen una deuda de dinero que parecer incobrable, si perdió
su trabajo porque lo difamaron o pagar algunas deudas, tiene
que rezar los Salmos 41 y 43 tres veces al día por tres días
consecutivos con mucha fe, devoción y confianza de que va a recibir el
milagro y que corregirán a aquellos que obstaculizaron su camino.
Al
mismo tiempo grabe en su mente el nombre sagrado de Dios: Aquel quien
es fortaleza, grandeza y justicia.
Rafael
delante de mí, Gabriel detrás de mí, Miguel a mi derecha, Uriel a mi izquierda
y la fuerza de todos los ángeles me protege.
Salmo
41
1 Dichoso el que
piensa en el débil; el Señor lo librará en el día de la desgracia.2 El
Señor lo protegerá y lo mantendrá con vida; lo hará dichoso en la tierra y no
lo entregará al capricho de sus adversarios.3 El Señor lo
confortará cuando esté enfermo; lo alentará en el lecho del dolor.
4 Yo he dicho: Señor,
compadécete de mí; sáname, pues contra ti he pecado.5 Con saña
dicen de mí mis enemigos: ¿Cuándo se morirá? ¿Cuándo pasará al olvido?6 Si
vienen a verme, no son sinceros; recogen calumnias y salen a contarlas.
7 Mis enemigos
se juntan y cuchichean contra mí; me hacen responsable de mi mal. Dicen: 8 Lo
que le ha sobrevenido es cosa del demonio; de esa cama no volverá a levantarse.
9 Hasta mi
mejor amigo, en quien yo confiaba y que compartía el pan conmigo, me ha puesto
la zancadilla. 10 Pero tú, Señor,
compadécete de mí; haz que vuelva a levantarme para darles su merecido.
11 En esto sabré que
te he agradado: en que mi enemigo no triunfe sobre mí. 12 Por mi integridad habrás
de sostenerme, y en tu presencia me mantendrás para siempre.
13 Bendito sea el
Señor, el Dios de Israel por los siglos de los siglos.
Amén
y amén.
Salmo
43
1¡Hazme justicia, oh Dios!
Defiende mi causa frente a esta nación impía líbrame de gente mentirosa y perversa. 2 Tú
eres mi Dios y mi fortaleza: ¿Por qué me has rechazado? ¿Por qué debo
andar de luto y oprimido por el enemigo?
3 Envía tu luz y tu
verdad; que ellas me guíen a tu monte santo, que me lleven al lugar donde
tú habitas. 4 Llegaré entonces al altar de Dios, del Dios de
mi alegría y mi deleite y allí, oh Dios, mi Dios, te alabaré al son del
arpa.
5 ¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios! Que la fortaleza y justicia de Dios, aquel quien es todo poderoso y justiciero aparte los obstáculos de mi camino, me colme de abundancia y me bendiga con Tu justicia divina. Amen.
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