Una de las frases más conocidas en todo el mundo
es. “La familia que reza unida permanece unida”. Pero ¿cómo podremos rezar
unidos en el torbellino diario, los enfados y el cansancio de la vida
familiar?.
La carencia de oración personal y familiar no sólo
provoca una pérdida de imagen de Dios y desdibujamiento del Padre, sino también
una pérdida de la propia imagen.
En la oración la familia percibe el desacuerdo de
la propia vida con la santidad de Dios y se espabila el esfuerzo de las
voluntades por la rectitud moral. La familia busca en la oración el querer
realizar el plan de Dios.
En la oración la familia se constituye en ofrenda,
de la cual la oración misma es la conciencia al fin conquistada.
La oración en familia, en definitiva, es la
consecuencia de una actitud humana y de una visión de la fe.
La primera condición para la oración es que los
padres quieran de verdad que ser rece en familia y ordenen el día de modo que
se pueda rezar. si no se ponen de acuerdo, es mejor dejar la idea para otra
vez. Pero si se quiere rezar, ¿cuando y cómo?.
1. Dar gracias a Dios antes de comer.
2. Otras gracias: vacaciones, exámenes, etc.
3. Orar antes de acostarse.
4. Una velada en familia: para cuando los niños
vayan creciendo destinar una noche a la semana para hacer una oración, como los
judíos en la noche del viernes santo.
La mejor manera de mejorar nuestra oración en común
es mejorar la vida familiar.
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