CUIDADO CON LA TRAMPA

Eduardo debía llegar temprano a su casa para realizar un trabajo, pero al regresar se encontró con unos amigos quienes le insistieron ir a una fiesta. Él  aceptó con la condición de quedarse sólo por un momento. Cuando llegaron al lugar se le acercó una amiga que hace mucho tiempo no veía y  le rogó para que salieran a bailar; Eduardo, sintiéndose presionado, aceptó y posteriormente no pudo rechazar las bebidas que sus amigos habían comprado.

El proceso de la caída es así, damos pequeños pasitos hasta encontrarnos en el suelo. Muchas personas pecan porque hacen lo mismo que hizo Eduardo, “aceptan” y se exponen, él pensó que al condicionar a sus amigos diciéndoles “sólo por un momento” estaba luchando con la tentación, pero no se trataba de pelear, sino de escapar de ella.
Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. Hebreos 4:15 (NVI)

La tentación es algo que nos atrae fuertemente y que nuestro cuerpo parece desearlo irresistiblemente. Jesús afrontó esto cuando se hizo hombre y Él sabe lo vulnerables que podemos ser cuando enfrentamos un momento de tentación;  la diferencia es que Jesús nunca pecó, pero nos comprende y tiene compasión de nosotros.

“Manténganse alerta; permanezcan firmes en la fe; sean valientes y fuertes.” 1 Corintios 16:13 (NVI)

Uno pastor decía: "Si te quedas en la peluquería bastante tiempo, vas a salir con un corte de cabello" ¡Es verdad! No es pecado ser tentado, sino ceder a la tentación, tienes que “estar alerta” saber qué es lo que te tienta y alejarte de ello.

Jamás utilices palabras como: “Nadie sabrá”, “Mientras no dañe a nadie”, porque no son ciertas. Al final todo sale a la luz y hace mucho daño ceder a la tentación no sólo a ti, si no a las personas que te rodean.

Si has estado luchando con alguna tentación te animo a realizar una oración y pedirle a Jesús que te socorra para no caer. Él te conoce y sabe cómo te sientes, no dudes en correr a sus brazos y pedirle ayuda, después sé valiente y fuerte para permanecer firme, huyendo de la tentación.

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