Aquí estoy, Señor Jesús, a la vera del camino, sin camino; mis pasos buscan tus huellas donde poner mis pisadas, la vida y la muerte están ante mí como un reto; el bien y el mal se cruzan en mi corazón que sin descanso busca, pide y llama.
Yo quiero ser dichoso, Señor Jesús, hombre en camino; yo quiero ser libre con la libertad de tu Evangelio; libre en opción sincera y decidida a tu Palabra.
Quiero dejar atrás las llamadas opresoras del dinero, del poder, del placer, de lo que en el fondo es nada, Quiero hacer de tu Evangelio norma de vida y escucharlo día y noche hasta que penetre el fondo del alma.
Quiero ser, Señor Jesús, como el árbol que crece junto al río y bebe en profundidad y hondura en las corrientes del agua, Quiero dar en su tiempo frutos de paz y bien, y dejar que las semillas que has sembrado en mí se abran.
No dejes jamás, Señor, que se marchiten mis hojas verdes, ni que él viento las arranque, una a una, de sus ramas. Quiero seguir el camino del hombre nuevo, del hombre que dice sí a la vida y con tesón la guarda.
Quiero ser hombre de espíritu que luche contra la carne y que haga del amor la Carta Magna, la Ley fundamental de tu Reino, abierto al corazón vivo en desafío radical, una a una, de tus Bienaventuranzas.
No me dejes caminar por el camino de Caín, que lleva sangre; y que a cada paso deja las señales del que mata; no quiero ser como paja que lleva el viento y hace de ella un juego fácil entre sus alas.
Quiero ser desde mis raíces y mi historia de ilusiones y fracasos, desde mis luchas y mis crisis un camino de esperanza abierto hacia la Vida eterna, donde Tú moras y donde esperas con un corazón de amigo, mi llegada.
Tú eres, Señor Jesús, el camino de un corazón vivo; el camino de Abel, el camino de la vida en la cruz entregada por la salvación del hombre, de todo hombre que busca en Ti la respuesta cierta y segura en la encrucijada.
Señor Jesús, contigo se hace el camino suave y ligero, al llevar entre tú y yo -los dos juntos- esta pesada carga, Quiero ser discípulo tuyo, y aprender de Ti, Maestro, a ser libre como el viento, en tu Espíritu, que guía y salva.
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