ARRANCANDO
DE LO EXTERNO: LOS ACTOS
El
análisis de la persona puede empezar por lo más inmediato, por lo que se
impone, por la conducta externa.
1. LA MANERA DE HABLAR
La palabra expresa
los pensamientos, el tono refleja mejor los sentimientos. Sucede a
veces que el tono de voz no refleja exactamente lo que hay dentro, es como una
buena grabación trasmitida por un altavoz deteriorado.
El
tono, en este caso, necesita una revisión y un aprendizaje. No se puede correr
el riesgo de que algo tan importante como la comunicación se estropee por un
tono de voz inadecuado.
2. LOS TEMAS DE CONVERSACIÓN
¿Qué temas animan tu conversación? ¿De qué
habláis cuando estáis solos?
Se
puede hablar de lo que no sois vosotros, es decir, de algo distinto a
vosotros, que es siempre algo lejano; hasta los hijos pueden resultar un tema
lejano si habláis tanto de ellos que os impidan pensar en vosotros.
Se
puede simplemente no hablar; la falta de conversación surge con
frecuencia porque no se tiene tema de conversación, y se disimula con la
pantalla televisiva.
Esta
es la primera pista: tu manera de hablar, el tono de voz, los temas de
conversación... Camina por ahí hacia dentro, los descubrimientos están a punto.
3. TUS RELACIONES
Porque
no vives solo, tu vida está de continuo sujeta a una serie de influencias que
conviene descubrir.
* La
puerta de vuestra casa es una lengua que pregunta o responde:
¿Dónde
vas?
¿A
qué venís aquí?
¿Por
qué me golpeas al salir?
¿Por
qué sonríes al entrar?
¿Por
qué tanto tiempo cerrada?
¿Por
qué me abrís tantas veces?
Pregúntale
a la puerta. Te hablará de cuando llegas tarde intencionadamente porque no
quieres enfrentarte con el problema de casa, pues fuera hay algo que te
entretiene más, porque los negocios empiezan a ser más importantes que el amor.
Te hablará de la sonrisa que se ilumina dentro apenas tú tocas el timbre de
abajo y de la sensación de paz y seguridad que produce el sonido de tu llave en
la cerradura. Te hablará de tus caras cuando vuelves del trabajo (quizá aún no
has pensado en ellas) o cuando marchas después de una discusión. Cada puerta
debería tener un espejo por ambas partes.
*Las personas con las que te relacionas.
Algunas
de estas personas son del todo accidentales para ti, las puedes cambiar con la
misma facilidad con que las has encontrado y no dejarán huella. Pero otras te
son muy importantes, desprenderte de ellas generaría un dolor y hasta una
pérdida en tu calidad de vida.
¿Quiénes
son éstas?
¿Qué
parte de los otros existe en tu vida?
¿Quiénes
te influencian positiva o negativamente?
4. TUS
EXPANSIONES
Sin
embargo, lo más importante de las expansiones no es lo entretenidas o aburridas
que resulten, ni su superficialidad o profundidad, ni siquiera el que puedan
ser compartidas por los dos, sino cómo afectan a la pareja y a la familia, si
ayudan a la unión o son fuente de problemas.
¿Qué
es lo que a ti te distrae y qué tiempo e interés le dedicas? ¿Está asumido,
aunque no necesariamente compartido, en tu matrimonio?
Repasa
un poco tus actividades extraprofesionales, donde te proyectas voluntariamente,
donde tú eres más tú porque no son impuestas. Esta es otra pista de
conocimiento personal: examinarte desde lo que te rodea: personas,
cosas, ocupaciones, expansiones...
5. TU ROSTRO
Porque
en el rostro es donde más fácil y espontáneamente se refleja lo que el hombre
lleva dentro, debes mirar este espejo. La expresión de la cara tiene para ti y
los que te rodean más valor que la grafología, por ejemplo, y es más fácil de
entender, más, por supuesto, que un estudio psicológico profundo.
Pero
no es la cara del otro, sino la tuya, la que has de revisar. Pues bien, también
tu rostro lo has casado.
Tu
rostro del día de la boda, ¿por cuántas variaciones ha pasado? ¿Cuáles son las
más frecuentes: sonrisas, rasgos tensos, miradas duras, expresión apacible...?
La alegría o
la seriedad es la principal lección de tu rostro.
Este
es el primer camino para conocerte, por tu manera de hablar, tu rostro, tus
relaciones..., es decir, desde lo externo. Este método, tan espontáneo cuando
se trata de los otros, no lo es tanto cuando se trata de uno mismo; quizá
tengas que forzarlo. Siéntate ante el espejo de tu vida exterior y mira.
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