SALMO 43 - SALMO ENTRE LA LUZ Y LA SOMBRA

Oh Dios, nos lo han contado, lo hemos leído: es nuestra historia. Tú has ido formando un pueblo a lo largo de los años; lo sacaste de la esclavitud y lo condujiste por el desierto, camino de una Tierra nueva, la Tierra prometida. Señor, éstas son nuestras raíces en la fe; éstos son los signos maravillosos que hiciste con tu pueblo. A tu paso, con tu pueblo, entre las naciones, abriste siempre sendero cuando el pueblo confiaba en Ti. Tu brazo fuerte y poderoso les dio la victoria; los llevaste en vuelo, como sobre alas de águila.

Fuiste grande con un pueblo débil, testigo ante las naciones. Tú solo, Rey y Dios nuestro, decidías los triunfos de los tuyos. Y cuando el pueblo era fiel a tu ley, a tus mandatos, la luz de tu rostro resplandecía en sus tiendas. Fuiste grande con tu pueblo e hiciste tu historia de su historia; fuiste grande con ellos, y dejaron en su historia, tu historia.

En sus páginas, vividas día a día, paso a paso, hombre a hombre, han dejado esculpidas letras con luz y sombra: pecado y gracia. A pesar de sus miserias, siempre fuiste el orgullo de su historia. Ahora, Señor, nos sentimos pequeños y a veces confundidos; algo así como si ya no caminases con nosotros haciendo nuestra historia.

Sentimos, Señor, como si estuvieras ausente y caminásemos solos: solos y a la deriva tantas veces; solos y sin rumbo y meta fijas. Somos pocos, Señor, y con frecuencia dispersos; estamos vendidos al manejo de la historia por unos pocos bien organizados, y a veces sentimos con fuerza el límite y la impotencia. Se burlan de nosotros; somos objeto de burla; se hace juego sucio y se mezcla todo sin la mínima vergüenza.

Llegan gritos de insultos y se oyen voces de blasfemias; y en el fondo hay revancha y afán de destruir todo, y hacer de lo más sagrado risa, espectáculo barato, farsa. Los valores de tu pueblo antiguo y nuevo hoy son leña que arde en fuego y que muchos, como bufones, a la hoguera saltan.

¿Dónde estás, dónde te escondes, quién te oculta?

¿Dónde estamos, dónde nos escondemos, quién nos oculta, los que nos llamamos creyentes, seguidores de tu Palabra?

Aunque la sombra quiera borrar nuestro pasado; aunque parezca que muchos han roto contigo la alianza; aunque el afán de lucro, de juego tonto en busca de fortuna; parezca que te han olvidado, como cosa trasnochada... nosotros queremos, Señor, seguirte por el sendero de la Vida, y seguir adelante con fe firme bajo el poder de tus alas.

Oh Dios, ¿de verdad hemos olvidado entre nosotros tu Nombre santo?

¿Es verdad que nuestras manos se han alzado en busca de dioses extranjeros?

¿Acaso no conoces Tú el corazón del hombre que caminó siempre a tu lado?

¿Acaso seguiremos impasibles ante la destrucción por quien no tiene más que dinero?

¡Despierta ya, Señor de nuestra historia!

¡Levántate, ven presto en ayuda de tu pueblo peregrino, y rescátanos, por tu amor, y haznos un Pueblo nuevo, un Pueblo entero.

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