SALMO 16 - SALMO EN BUSCA DE APOYO

Escucha, Señor, mi corazón que busca apoyo en tu bondad; atiende mi clamor que se levanta como la aurora; presta oídos a mi plegaria, que confía en Ti, y mira mi interior que no pacta con la mentira. Tú ves, Señor, lo recto y te pones del lado del que a Ti clama; tus ojos penetran mi corazón y son luz para mi camino.

Mi corazón tú sondeas, Tú interiorizas y de noche me visitas; no hay nada oculto para Ti y todo a tus ojos es como la luz del mediodía. Tú pruebas mi vida y dejas que el dolor toque mi frágil corazón, pones a prueba mi amor y fidelidad, como el oro al fuego, y yo te digo, Señor, que te amo con amor profundo por encima de todo.

He guardado tu palabra y confío siempre en los proyectos que me brindas; busco cumplir tu voluntad, Dios mío, más que el centinela la luz del día. Mis pasos, Señor, se han ajustado a las sendas que Tú has trazado, y mis pies no han vacilado en tus veredas a pesar del cansancio del camino.

Yo amo tus sendas, tus veredas, tus proyectos; regálame el don de tu Espíritu para que sea fiel a tus mandatos. Yo te llamo, yo te busco, mi corazón tiende a Ti, como el río al mar. Tú, oh Dios, fortaleza de mi vida, me respondes con cariño. Tiende hacia mí tu oído, acércate hasta sentir tu aliento; escucha mis plegarias, acoge mis palabras, hazme tuyo; haz gala de tus gracias, oh Dios bueno, Tú que salvas; y dame un lugar junto a tu corazón compasivo, Tú que eres misericordioso.

No me dejes, Señor, en la mano de los que cercan mi vida; no permitas que me acorrale quien quiere destruir mi existencia. Aunque avancen contra mí, sé Tú mi escudo protector, mi defensa, pues soy débil y mi corazón joven necesita de tu apoyo. No dejes, Señor, que claven en mí sus ojos para tirarme al suelo; no les dejes acercarse a mi vida, que es un don tuyo. Cuando el peligro acecha mi vida, Señor, despierta mi corazón; cuando la tentación golpee a mi puerta, ponme pronto a salvo. Levántate, oh Dios, haz frente a mi enemigo.

Haz frente al Maligno, que tiende a mis pies una red engañosa. Libra con tu poder mi alma de los ataques duros del Diablo. Tú, Señor, Dios mío, no me dejes caer en tentación; Tú, Señor, Dios mío, líbrame que estoy en apuros del mal.

Busco tu rostro, Señor, y me acojo al calor de tus manos; busco sentirme seguro contigo y que nada me falte a tu lado; busco la fuerza y el poder de tu Espíritu de Vida, para que aliente los pasos de mi camino hacia tu casa.

Mi corazón tiene hambre y sed de Ti y quiere saciarse con tu presencia. Sé para mí, Señor, la roca firme en quien me apoyo cada día y dame la seguridad de sentirme amado por tu corazón de Padre.

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