Muchos
creen saber la definición exacta de la fe, la cuestión es ¿saben realmente lo
que significa la fe? ¿Sabías que nuestro Señor Jesucristo llamó la
atención muchas veces a sus discípulos a causa de su poca fe? Veremos un caso
muy particular:
Aconteció un día, que entró en una barca con sus discípulos, y les
dijo: Pasemos al otro lado del lago. Y partieron. Pero mientras navegaban,
él se durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en el lago;
y se anegaban y peligraban.
Y
vinieron a él y le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro,
que perecemos! Despertando él, reprendió al viento y a las
olas; y cesaron, y se hizo bonanza.
Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen? Lucas 8: 22-25.
Aquí está la clave de todo problema, observemos la pregunta de Nuestro Señor. Él sabe perfectamente bien que sus discípulos tienen fe, la pregunta que les hace es: ¿Dónde está? Ustedes han alcanzado la fe pero ¿Dónde está en este momento? Debería estar aquí ¿Qué pasó con ella? Ese es el reclamo que hace Jesús a sus discípulos. Vemos que nuestro Señor les da una gran lección de lo que realmente significa la fe.
La fe no es obviamente sólo una cuestión de sentimientos, no puede ser así porque en circunstancias como esas los sentimientos pueden ser muy variables. La fe se adueña de todo el hombre, incluso de su mente, de su intelecto y de su entendimiento. Jesús nos enseña que la fe es una “actividad” algo que tiene que ejercitarse, no entra en acción por sí misma, nosotros debemos hacerla funcionar.
Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Lucas 8:25
Es lo mismo que decir ¿Por qué no toman su fe y la aplican a esta situación? Como podemos ver, fue por no poner a funcionar su fe que los discípulos se sintieron infelices y cayeron en ese estado de consternación.
¿Entonces cómo se aplica la fe? Al encontrarse uno en una situación difícil, lo primero que debe hacer es rehusarse a ser controlado por tal situación, la fe es un “rechazo” al pánico, significa aplacar y aplastar a la incredulidad. Una vez dado el primer paso, debemos traer a memoria lo que creemos y sabemos acerca de Dios, esto fue lo que los discípulos no hicieron, no se preguntaron: ¿será que nos ahoguemos estando Él con nosotros? ¡Imposible! Sin embargo, se dejaron llevar por el pánico.
Si Jesús es quien convirtió el agua en vino, hizo grandes milagros, dice que nos ama, que nos cuida y dice que hasta cada cabello de nuestra cabeza está contado ¿dejará Él que nos hundamos en una situación difícil? ¡No! Así es como razona la fe, la fe se aferra a la verdad.
Querido amigo ¿dónde está tu fe? La fe dice: No puedo creer que Él que me ha traído de tan lejos vaya a dejarme caer ahora ¡imposible! ¡Eso no correspondería al carácter de Dios!
Si te encuentras en una situación difícil pídele a Dios que te ayude a aplicar tú Fe y desarrollarla, rehusando ser controlado por las circunstancias, trae a la memoria lo que crees y lo que sabes de Él.