Cuando repasaba algunas historias de personajes bíblicos me llamó mucho la
atención la edad de varios de ellos cuando lograron algo peculiar y particular
en su vida. Por ejemplo, Josías con tan sólo 8 años empezó a reinar en Judá, a
sus 16 comandó la reforma religiosa en su nación. Samuel cuando era niño
escuchó la voz de Dios. José a sus 17 años supo ser decidido y se determinó ser
fiel a Dios. Jesús a sus 12 años ya estaba en el templo conversando con
maestros de la ley, Jeremías fue llamado en su juventud para que iniciase su
ministerio de profeta, etc.
Cada uno de estos ejemplos me llevó a pensar que no necesitamos esperar tener
más años o aguardar otro tiempo para lograr un objetivo en el Señor. Cuando hay
predisposición, humildad y obediencia a Dios, grandes cosas se pueden hacer en
el tiempo que se está viviendo conforme al llamado de Dios para cada uno de
nosotros.
Recuerda que nuestra vida en la tierra no es casualidad, nuestra decisión por
Cristo en aquel momento no fue para en vano, que nos convirtiéramos en
cristianos no fue una moda más; nuestra vida fue un pensamiento y un sueño de
Dios, teníamos un propósito que cumplir; por eso es que estamos aquí, como lo
declara Efesios 2:10 “Porque
somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios
preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”
Como estos grandes hombres de Dios, te animo a que te desafíes con estas
palabras: “Cumpliré el propósito por el cual fui escogido, porque para esta
hora he sido llamado, ya no retardaré más la promesa, ya no esperaré otro
tiempo o que pasen los años, es tiempo de impactar mi generación; hoy empezaré
a escribir la historia de mi vida.”