Nada
en ese milagro podía se recuerdo: porque el recuerdo es la pena de sí mismo, el
dolor del tamaño del tiempo, y todo fue eternidad: relámpago. Si quieres
recordarlo no sirve el recordar. Sólo vale vivir “de cara hacia ese dónde, queriéndolo,
buscándolo (Pedro Salinas).
Te
puedes imaginar que el recuerdo del que habla el poeta es el amor.
Hoy
podrías detenerte en la observación de la gente de tu bloque, alguna, que haya
sufrido el fracaso del amor en su vida o en su matrimonio.
Te
preguntarás alguna vez: ¿Cómo es posible que falle la gente en la esencia de la
vida? ¿A qué se agarran? ¿Qué entienden por amor?...¿Cómo pueden sufrir,
pasarlo mal?
En
segundo lugar, escucha hoy a la gente que vive del recuerdo pasado. ¿De
qué les sirve? Solamente para encender la llama de los malos o
buenos momentos pasados.
Para
el caso es lo mismo. Se le va la vida pedazo a pedazo, y el presente luminoso
de cada día lo viven envuelto en tinieblas. ¡Vaya tontería!
Tú,
amigo/a, pon en marcha tu amor cada día. Así será fresco, lozano y maduro como
fruta dorada por el sol del mediodía.
Quiere
y busca, busca y quiere en cada instante lo mejor de ti mismo/a.
Verás
que en estos instantes de paz, insisto continuamente, en la raíz de tu
felicidad: ser tú mismo.
Es
una reiteración para que te sientas cómodo, alegre y dichoso con tu preciosa
vida.
Lo
demás son zarandajas, Mi vida, decía una joven, es un poema de amor.
¡Vive hoy feliz!