NO TENGAS MIEDO

Cada vez que el rey de Aram entraba en guerra con Israel, consultaba con sus funcionarios y les decía:

 “Movilizaremos nuestras fuerzas en tal y tal lugar”. Sin embargo, de inmediato Eliseo le advertía al rey de Israel diciéndole: “No te acerques a ese lugar, porque allí los arameos piensan movilizar sus tropas”. Varias veces le advirtió para que estuviera alerta en esos lugares.

Esa situación disgustó mucho al rey de Aram, llamó a sus oficiales y les preguntó:

-¿Quién de ustedes es el traidor?
¿Quién ha estado informándole al rey de Israel acerca de mis planes?

-No somos nosotros -respondió uno de los oficiales-. ¡Eliseo, el profeta de Israel, le comunica al rey de Israel hasta las palabras que usted dice en la intimidad de su alcoba!

-Vayan a averiguar dónde está para mandar soldados a capturarlo, -les ordenó el rey-.

Luego le avisaron que Eliseo estaba en Dotán. Así que una noche, envió un gran ejército con muchos caballos y carros de guerra para rodear la ciudad.

Al día siguiente, cuando el sirviente de Eliseo se levantó temprano, vio que había tropas, caballos y carros de guerra por todos lados.

-¡Oh señor! ¿Qué vamos a hacer ahora? -gritó el joven a Eliseo.

-¡No tengas miedo! -le dijo Eliseo-. ¡Hay más de nuestro lado que del lado de ellos!
Luego oró: “Oh Señor, ¡abre los ojos de este joven para que vea!”. Así que el Señor abrió sus ojos, y cuando levantó la vista vio que la montaña estaba llena de caballos y carros de fuego.

En ningún momento debemos dudar del poder de Dios, porque Él no conoce imposibles, abrió el Mar Rojo, detuvo el sol en Gabaón, protegió a Daniel en la fosa de los leones, no permitió que mataran a Eliseo ni a su siervo en esta historia. Siempre usa circunstancias y a personas para llevar a cabo sus planes y mostrarnos su amor, fidelidad, protección y poder.

Entonces, ¿por qué seguimos dudando cuando enfrentamos alguna prueba? ¿Por qué permitimos que los problemas nos quiten la paz, el gozo y la esperanza? Debemos tener un nuevo estilo de vida, dejemos de ver para creer, primero creamos para después ver, porque sin fe es imposible agradar a Dios y recibir las bendiciones y los milagros que tanto anhelamos.

Dejemos de sentir miedo e incertidumbre por el futuro, dejemos de preocupamos por encontrar una solución a nuestros problemas, acudamos primero a Dios, encomendemos nuestra vida a Él, entreguémosle nuestras cargas y clamemos por su intervención en cada una de las circunstancias que este día estamos atravesando. Con su ayuda todo saldrá mejor de lo que esperamos.

Él es el Autor y Consumador de nuestra fe y es capaz aún de poner en nuestros corazones más amor y misericordia por aquellos que nos hacen daño, y enseñarnos a perdonarlos y bendecirlos en vez de querer su mal y vengarnos de ellos.

Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”  2 Timoteo 1:7 (RVR 1960)

No permitamos que el temor nos paralice y nos impida experimentar milagros extraordinarios en nuestra vida y entorno. Dios jamás ha fallado a nadie que en Él ha creído y confiado.

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