El
sufrimiento es una sensación que muchos no quieren experimentar en su
vida, ya que produce dolor en el corazón y llega a afectarnos en muchas áreas.
Sin embargo, en medio de cualquier aflicción se extiende la mano de Dios para socorrernos. Dice 2 Reyes 13:4 “Mas Joacaz oró en presencia de Jehová, y Jehová lo oyó; porque miró la aflicción de Israel, pues el rey de Siria los afligía.”
Dios se apiadó de su pueblo a pesar de que ellos le dieron la espalda, y por la oración de Joacaz su mano de misericordia se extendió para que el sufrimiento se aparte de ellos.
En medio de la tormenta, eleva tu oración sincera a tu Padre Celestial, y si
tienes que ponerte a cuentas con Él ¡hazlo! Porque no hay nada más conmovedor
para Dios que un pecador que se arrepiente de corazón y se vuelve a Él.
Siempre te esperará su perdón, la restauración de la relación con Él y la fortaleza para superar las aflicciones. Por muy lejos que te hayas apartado, Dios nunca dejará de ser tu Padre, con cuerdas de amor te atraerá hacia su Presencia y te socorrerá.
Siempre te esperará su perdón, la restauración de la relación con Él y la fortaleza para superar las aflicciones. Por muy lejos que te hayas apartado, Dios nunca dejará de ser tu Padre, con cuerdas de amor te atraerá hacia su Presencia y te socorrerá.
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