El
célebre Dr. Moon, quedó espantado cuando supo por boca de su buen amigo, famoso
como oculista, que en muy poco tiempo iba a quedar totalmente ciego.
Para empeorar su situación, la joven que él amaba le confesó que ya no podría
casarse con él porque no deseaba unir su vida a la de un pobre ciego y rompió
su compromiso.
Durante unas semanas, cuando ya estaba ciego, su pena fue inmensa; pero, siendo
creyente, aceptó la voluntad de Dios.
Algún tiempo después ideó la escritura para ciegos conocida como el método Moon
en 1843, que a diferencia del Braille resulta más sencillo para aquellas
personas que han perdido la vista después de haber aprendido a leer y es un
método que, algunos aseguran, está renaciendo.
Si William Moon se hubiera sentado a lamentarse por su situación y no hubiera
sido capaz de aceptar la voluntad de Dios, se habría encerrado en su problema,
al punto de no ser capaz de crear su método, el mismo que ayudó a tantas
personas y les dio acceso a libros y a la palabra de Dios.
Muchas veces nos pasa eso, que cuando
las cosas no salen como queremos o nos llegan situaciones y problemas
inesperados nos sentamos a lamentarnos, a quejarnos, nos enfocamos tanto en el
problema que no pensamos en otra cosa que en eso y muchas veces, perdemos una
bendición, no llegamos a ver el propósito que Dios puede tener con esa prueba.
Quizás el plan de Dios no es sólo mostrarte o enseñarte algo de forma personal,
sino que podrías bendecir a otros como fue el caso de Moon y de otras personas
que buscaron cómo salir adelante y con
la ayuda de Dios cambiaron su vida y la de otros.
Y no solamente se refiere a pruebas de salud, quizás tienes una mala situación
económica y no encuentras trabajo; piensa cuáles son tus talentos o habilidades
con las que podrías emprender un negocio, ¿consideraste esa idea alguna vez?
Dios puede darnos la victoria en cualquier situación.
“Claro
que no, a pesar de todas estas cosas, nuestra victoria es absoluta por medio de
Cristo, quien nos amó”. Romanos 8:37 (NTV)
No te encierres en el problema, pídele a
Dios sabiduría para enfrentarlo y poder conocer Su voluntad porque recuerda que
somos más que vencedores.
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