Una excelente comunicación es la base de toda relación (matrimonio, familia, amistad, trabajo, etc.) Si el ser humano lograra comunicarse asertivamente con su prójimo, podrían evitarse grandes conflictos y malos entendidos.
Hace algún tiempo presencié una fuerte pelea entre amigos, solamente porque los dos no pudieron darse a entender, lo cual los llevó discutir y enojarse, pero preguntando y escuchando, cuando la furia había pasado, las cosas que se dijeron, en ese momento y con la actitud que lo hicieron, no eran las correctas. ¡Si se hubieran podido comunicar esa amistad jamás hubiese terminado!
Lamentablemente
no nacemos con la capacidad de comunicarnos de manera efectiva con otros seres
humanos, pero tenemos un maravilloso Dios que nos enseña a través de su palabra
cómo debemos relacionarnos y qué palabras debemos usar en nuestras
conversaciones y conflictos.
Mucho se habla de que las palabras edifican o destruyen, podemos levantar a otras personas o desalentarlas y hacer lo mismo con nosotros mismos, por ello quiero invitarte a analizarte y preguntarte:
¿Mis palabras son las de una persona sabia?
¿Estoy edificando o destruyendo vidas o mi vida misma?
Hoy quiero compartir contigo algunos principios para que puedas tener una comunicación buena y eficaz con tu esposa(o), hijos, compañeros de colegio o trabajo y con todos aquellos con los que tienes una relación.
- Que tus palabras sean suaves.- Esfuérzate para responder con amabilidad y sabiduría en medio del conflicto, si debes callar ¡hazlo! Eso no significa que perdiste la discusión, recuerda “La respuesta apacible desvía el enojo, pero las palabras ásperas encienden los ánimos.” Proverbios 15: 1 (NTV) las palabras amables y dulces traen paz a tu vida y a las personas que te están oyendo.
- Siempre habla con la verdad.- Debemos ser cuidados con este aspecto, a veces podemos caer en la necesidad de mentir para ganar un conflicto, es de valientes reconocer el error, solamente los necios se encaprichan en seguir equivocados, Dios quiere que seas sincero y verdadero “No hay para mí mayor alegría que saber que mis hijos viven de acuerdo con la verdad.” 3 Juan 4: 1 (DHH).
- Procura que tus palabras sean pocas y lentas.- Te sorprenderá este consejo, pero hablar mucho lleva a pecar y responder con inmediatez puede avivar el fuego en el momento menos indicado, “Mis amados hermanos, quiero que entiendan lo siguiente: todos ustedes deben ser rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarse.” Santiago 1:19 (NTV).
Como
hijos de Dios debemos edificar no destruir, aún con nuestras palabras.
0 Comentarios