A diario tenemos una batalla con nosotros
mismos, pues nuestra naturaleza está inclinada a hacer lo que quiere en el
momento que lo desea, pero como hijos de Dios sabemos que no podemos dar rienda
suelta a nuestros deseos y pensamientos porque prácticamente nos estaríamos
entregando al pecado.
Pablo comprendía lo que era luchar con uno mismo, Romanos 7:19 dice: “Quiero hacer lo que es bueno, pero no lo hago. No quiero hacer lo que está mal, pero igual lo hago” (NTV)
¿Qué es el dominio propio? Es la capacidad que todos tenemos para controlar nuestros deseos y emociones en nuestra vida diaria.
En la vida del creyente, el dominio propio va más allá de controlar el carácter porque también se refiere a la capacidad que uno tiene para resistir la tentación.
La tarea de satanás es hundir al hombre en sus deseos y pasiones para que se pierda en el pecado, por ello es una tarea dura y difícil la que tenemos para vivir en santidad y ser agradables ante la presencia de Dios, pero también sabemos que nuestro Padre nos dio lo necesario para hacer frente a este problema “Usamos las armas poderosas de Dios, no las del mundo, para derribar las fortalezas del razonamiento humano y para destruir argumentos falsos” 2 Corintios 10:4 (NTV).
Quizás hoy estás luchando para dejar el alcohol, las drogas, la pornografía o algo que está mal y que poco a poco te está arrastrando al pecado; tal vez crees que no puedes dejarlo y te has resignado a que eso te controle, pero recuerda que Dios puede darte victoria y libertad, solamente necesitas tomar una firme decisión y hacer uso del dominio propio que Dios te dio.
No sigas dando pasos peligros que pueden llevarte a la muerte ¡detente, mira y toma el control! Eres tú quien decide tus acciones y pensamientos.
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