¿Cuál
es tu actitud cuando ves que alguien necesita de tu ayuda? La palabra de Dios
nos menciona en Hechos 20:35 que: “…Hay más bendición en dar que en
recibir”. Es verdad que a veces nos cuesta brindarnos a ayudar al que lo
necesita porque tal vez no tenemos los recursos suficientes para hacerlo; pero
debemos entender que no todo se trata de dinero y aunque la mayoría de las
cosas se enfoquen en ello, existen problemas que ni con todo el oro del mundo
se pueden solucionar.
Si volvemos al pasado, cuando Pedro y Juan se dirigían hacia el templo vieron junto a la puerta a un hombre lisiado de nacimiento que pedía limosna. Cuando éste vio que Pedro y Juan estaban por entrar, extendió su mano esperando recibir algo de ellos.
Si volvemos al pasado, cuando Pedro y Juan se dirigían hacia el templo vieron junto a la puerta a un hombre lisiado de nacimiento que pedía limosna. Cuando éste vio que Pedro y Juan estaban por entrar, extendió su mano esperando recibir algo de ellos.
Mas Pedro dijo: No tengo
plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret,
levántate y anda. Hechos 3:6
¿Cuántas veces nos hemos sentido impotentes ante la necesidad de otros, sabiendo que nuestros recursos no eran lo suficientemente útiles? ¡Tranquilo! El dinero no es lo único que necesitas para ayudar a tu prójimo. Pedro no necesitaba bienes materiales para suplir la necesidad de esta persona, fue suficiente una palabra poderosa que salió de sus labios para que él recibiera más de lo que un cojo podría soñar.
Dios quiere usar tu vida para bendecir a otros, si hoy no cuentas con recursos suficientes puedes hacerlo de muchas otras formas: empezando por una sencilla oración, dando palabras de aliento, una visita con amistades, etc.
Tomemos en cuenta que siempre pasaremos por los dos papeles, el de necesitados pero también el de ayudadores y como hijos de un gran Dios tenemos algo más importante que el dinero, se trata de su presencia, el poder y la autoridad que se nos ha dado para romper cadenas, sanar, liberar; hay quienes necesitan ayuda no tanto material sino espiritual y esa debe ser nuestra especialidad.
No te limites en el momento de ayudar, porque para brindarle la mano al necesitado no hace falta tener dinero, basta con tener al Espíritu Santo.
¿Cuántas veces nos hemos sentido impotentes ante la necesidad de otros, sabiendo que nuestros recursos no eran lo suficientemente útiles? ¡Tranquilo! El dinero no es lo único que necesitas para ayudar a tu prójimo. Pedro no necesitaba bienes materiales para suplir la necesidad de esta persona, fue suficiente una palabra poderosa que salió de sus labios para que él recibiera más de lo que un cojo podría soñar.
Dios quiere usar tu vida para bendecir a otros, si hoy no cuentas con recursos suficientes puedes hacerlo de muchas otras formas: empezando por una sencilla oración, dando palabras de aliento, una visita con amistades, etc.
Tomemos en cuenta que siempre pasaremos por los dos papeles, el de necesitados pero también el de ayudadores y como hijos de un gran Dios tenemos algo más importante que el dinero, se trata de su presencia, el poder y la autoridad que se nos ha dado para romper cadenas, sanar, liberar; hay quienes necesitan ayuda no tanto material sino espiritual y esa debe ser nuestra especialidad.
No te limites en el momento de ayudar, porque para brindarle la mano al necesitado no hace falta tener dinero, basta con tener al Espíritu Santo.