VIVIMOS EN UN MUNDO HERIDO

Quien está resentido se siente herido u ofendido por alguien o por algo que influye contra su persona. El detalle es que muchas veces no sabemos de dónde proviene esa herida. Otro detalle importante es que muchas veces actuamos de manera inconsciente. Y por último, experimentamos una gran dificultad para manejar nuestros sentimientos

EL PESO DE LA HERIDA ¿No es verdad que hay cosas como un peso que te llevan siempre a la negatividad, al desánimo, a la experiencia de estar abandonado, como aislada, como ansiosa, como angustiado…. –eso que se llama depresión- y que no sabes ni por qué vienen y casi tampoco sabes ni cómo se van? ¿No es cierto que has intentado acallar, muchas veces, todos esos ruidos desequilibrantes, del vacío interno, con más trabajo, con más actividad, con drogas, con alcohol, con música, con televisión que te distraigan? ¿No es verdad que quizá alguna vez has intentado preguntarte qué te pasa pero no has podido entenderte en nada y entonces has optado por espantar el malestar con cosas extrañas?

ORIGEN DE LAS HERIDAS Desde el seno materno podemos recibir estímulos negativos y positivos que marcan nuestra existencia. La necesidad que tiene toda niña, todo niño de recibir reconocimiento y amor incondicional. Cuando no se acepta el embarazo de la madre, cuando no se está de acuerdo con el sexo de quien nace. Cuando no se apuesta por el niño. Cuando se maltrata y no se recibe el tacto adecuado. Cuando se erotizan las caricias.

Cuando se reciben castigos físicos Cuando los niños perciben los conflictos matrimoniales Cuando los niños se sienten comparados. Cuando se sienten abandonados Cuando sienten que prefieren a sus hermanos Cuando son ignorados o sobreprotegidos.

QUIÉN PROVOCA LA HERIDA La madre, el padre, los hermanos y familiares cercanos A través de exigencias de comportamientos superiores a su desarrollo, sensación de ser relegado al cuidado de varios miembros de la familia, ironías, burlas, chantajes y sobreprotección. También ambientes inhóspitos, económicamente precarios, insalubres, violentos o de guerra. Pérdidas afectivas tempranas.

Todas estas son algunas posibles formas de experimentar el no-reconocimiento, la no- satisfacción de las necesidades básicas, la ausencia de amor incondicional, generándose así, las heridas. Es importante que tengas en cuentas que las heridas pueden darse por falta o por exceso.

Estas heridas al producir una sensación de indefensión en el niño, en la niña, hacen que surjan en ellos unos miedos básicos: a ser condenada, a no ser querido, a fracasar, a ser comparada, a quedarse vacío, a ser abandonada, a sufrir, a mostrarse débil, al conflicto.

¿Cuál de esas posibles causas de heridas me resuenan como si fuese la mía? 
¿Cuál al leerla sentí que se me movía algo por dentro? 
¿Cuál suscitó algo de tristeza, de cólera? 
¿Cuáles otras causas añadiría yo como causantes de golpes en el corazón? 

Es importante descubrir esto, porque es justamente el ir buscando satisfacer esta necesidad que no fue satisfecha en la niñez, la que me hace reaccionar desde esa carencia y me hace buscar –ya siendo adulto- satisfacciones como si fuese aún pequeña.

LOS SÍNTOMAS DE LA HERIDA El ser perfeccionista para evitar ser condenado El ser extremadamente servicial para evitar el no ser querido El buscar tener éxito antes que nada por miedo al fracaso El mostrarse notoriamente como diferente para no ser comparado El ser un acumulador intelectual por miedo al vacío. El seguir la norma antes que nada, por miedo al abandono. El buscar desmedidamente el placer exponiéndose constantemente al sufrimiento El mostrar el poder para no mostrar fragilidad El ser un pacifista por miedo al conflicto.

REACCIONES DESPROPORCIONADAS Se manifiestan sobre todo a través del lenguaje y de las actitudes: no me quieren no soy importante no me valoran no creen en mí me van a hacer daño si no hago esto me abandonarán

CULPA INSANA El remordimiento que lleva a la negación del auto-perdón, y por tanto incapacita para experimentar muchas veces la gratuidad del amor humano, y ya en el plano espiritual, la misericordia de Dios. El remordimiento –te comes a ti mismo- hace que te quedes encerrado en ti cuando cometes un   error, cuando haces algo inadecuado, cuando fallas, lamentándote de tu incapacidad y autodestruyéndote con las cosas que te dices, en vez de centrarte en las consecuencias de tu acción, para aprender de ello u para buscar caminos de reparación o por lo menos evitar futuras reincidencias. Siempre paraliza, censura, socava la estima personal.

EXPRESIONES DE CULPA INSANA 
1.Ser demasiado responsable 
2.Preocuparse en serio 
3.Ser un ayudador compulsivo 
4.Disculparse continuamente 
5.Culparse constantemente 
6.Preocuparse por lo que las personas piensen de uno 
7.Debo y debería son las palabras favoritas 
8.No darse tiempo para sí
9. Preocuparse de que otros sean mejores que uno 
10.Pensar que no se es tan bueno como la gente considera. 
11.No se puede soportar la crítica 
12. Se es un perfeccionista 
13.Preocupa el ser egoísta 
14.Disgusta el pedir ayuda 
15.No se pueden aceptar cumplidos 
16.A veces preocupa ser castigado por los pecados 
17.No puede decir que no.

CULPA SANA Es la que lleva a hacerse responsable de los propios actos, a dejar el pasado y a sentirse dignos. Este proceso de responsabilidad, auto- cuestionamiento y abandono del pasado renueva y profundiza el auto-respeto.   Se llama perdón. La culpa sana me permite juzgar, y en todo caso reprobar, solamente mi conducta, nunca mi persona.

¿CUÁNDO ES SANO UN SENTIMIENTO DE CULPA? 
1.Cuando es más consciente 
2.Cuando duele por haber hecho daño a otros 
3.Cuando va acompañado por un pensamiento más desarrollado 
4.Cuando no es ni muy espontáneo ni muy cultivado 
5.Cuando incita a hacer algo bueno 
6.Cuando invita a perdonar y a perdonarnos 
7.Cuando facilita la empatía 
8.Cuando no enloquece.

SANAR LAS HERIDAS Donde quiera que se guarden los traumas que se originaron por las heridas ya sea en el inconsciente, en la memoria corporal, o como pensamos muchos, en el niño o en la niña que fuimos y sigue vive en nosotros, desde allí, el dolor ligado a nuestro pasado influye, condiciona y perturba nuestro presente, ciñendo nuestro potencial y jugando en contra de nuestros mejores proyectos. Genialmente, John Bradshaw, el más didáctico de los terapeutas contemporáneos, llamó a estos aspectos el niño herido interior.

EL NIÑO HERIDO Muy frecuentemente, ese niño interior sufre el no haber superado las consecuencias de una deficiente actuación de su padre o madre, o la falta de herramientas de su entorno para contener situaciones difíciles, como son, por ejemplo, la muerte de una figura importante o una debacle socioeconómica familiar. Por lo general, no se trata solamente de alguna frustración o hecho doloroso, pues la vida de todos las incluye y las incluirá. Se trata más bien, de la represión –consciente o no; por mandato o imitación- de los sentimientos ligados a esos episodios

Si un niño no aprende a dejarse sentir y a expresar, especialmente por ser rechazado, terminará irremediablemente desconectado, asustado y distante de todo y de todos. El hiño herido siente, cree, sabe o recuerda la amenaza de no ser amado si hacía eso o aquello o si dejaba de hacer eso otro. La fantasía del desamor o del abandono crea un vacío que se intentará llenar después con actitudes inadecuadas, repetición de conductas, manipulación de los demás, adicciones y autodestrucción (depresión, aislamiento, autoboicot…) o con respuestas agresivas y hostiles hacia todo y todos.

Nuestro niño interior representa nuestra parte más vital y espontánea. Sus dolores son los nuestros y su desamparo, nuestra desesperación. Sanarlo es sanar nuestro pasado y, por lo tanto, curar nuestra existencia presente y futura

SENTIR LAS EMOCIONES No se trata de re-educar al niño interior sino dejarlo ser. Es un descubrimiento de nuestras esencias y habilidades ya olvidadas. Muchas veces sentimos el rechazo por aspectos reprimidos y tenemos miedo de que el dolor nos invada, de que nos paralice o destruya. Pero es necesario darse cuenta de que nada de eso sucederá. Esa es una idea exagerada de nuestra vulnerabilidad o fragilidad, que, en realidad, es el desamparo de un niño que se siente solo y lastimado.

Para ello es necesario establecer contacto con nuestro niño interior. Es necesario volver atrás y permitirnos sentir aquellas emociones bloqueadas, que son las que nos encarcelan en una determinada personalidad socialmente correcta y aceptada, pero ausente de espontaneidad y frescura. No son los traumas de la infancia los que nos enferman sino nuestra incapacidad de expresarlos. Necesitamos crear un espacio para que salga ese niño espontáneo y expresivo, libre y feliz.

RECONOCER AL NIÑO INTERIOR 
1. La idea principal es volver a conectar con ese niñito que generalmente se siente solo y abandonado para que nos diga qué necesita, para ayudarlo a expresarse, para validarlo, para que confíe en sus emociones y en sí mismo. De esa forma, empezaremos a confiar en nosotros mismos.

2. Nuestro adulto interior, la parte más sana y crecida que podemos encontrar en nosotros, debe reconocer el aspecto infantil y herido del niño que nos habita y aceptarlo tal como es.

3. Debemos aprender a tratar al niño interior con un amor incondicional u mostrar una actitud tan permisiva que le permita sentirse libre para expresar sinceramente sus sentimientos. 

4. Debemos respetar la forma en la que el niño herido pretende enfrentar sus problemas. aceptar que quizás él o ella saben, más que nosotros, cómo afrontar la situación y qué es lo que hay que cambiar. No se trata de dirigir las acciones sino de ser el continente que el niño necesita para poder encarar su desafío. Él decide el rumbo y el adulto lo sostiene.

5. El adulto interno debe resistir sus urgencias y no forzar al niño lastimado a que soluciones sus cosas ya, ni a que deje de llorar, ni, mucho menos, a que sea feliz ahora. Todo eso es la consecuencia de una acción pero no su punto de referencia.

EXPECTATIVAS Si vives satisfecho tener más pierde importancia La sociedad   parece creer firmemente que la felicidad, igual que la desdicha, se pueden calcular, medir, comparar y evaluar, día a día, minuto a minuto, año tras año. Eterno Quieromás

Método pasivo: acumular mandatos y condicionamientos sin siquiera revisarlo nunca. ¿Qué es lo mejor que quieres para mi? Método activo: consiste en dedicar una parte importante de cada semana a cotejar todo lo que posee con todo lo que otros tienen, han tenido o podrían llegar a tener. Sin pensar, vivimos mirando a nuestro alrededor y comparándonos con los demás hasta el ridículo.

NUESTRO DESEO DE SER ACEPTADOS Surge del anhelo de gustar a los demás y de que nos acepten las personas importantes. Activismo: hacer cosas por los demás, manejar a los demás o amar con condiciones. Competitividad: queremos dejar una marca en la vida, ser diferentes, especiales. Comparaciones.

VIVIR SIN EXPECTATIVAS El único camino para seguir creciendo es aprender a apreciar lo que ya tenemos. El verdadero antídoto del anhelo es la aceptación y no la posesión, el deseo pero no la expectativa, la conciencia pero no el control.

EL RESENTIMIENTO Re – sentir

RE-SENTIR Echarle leña al fuego Es despertarte y pensar en aquello que pasó y que te molesta tanto. Es machacarle al asunto Rayar el disco Es desperdiciar el maravilloso archivo de la memoria guardando agravios (clasificados y por fechas) que al final nos amarga la existencia.


NATURALEZA DEL RESENTIMIENTO El resentimiento suele aparecer como reacción a un estímulo negativo que nos hiere y que se presenta en forma de ofensa o de agresión. No toda ofensa produce resentimiento, pero todo resentimiento va siempre precedido de una ofensa

LOS ESTÍMULOS DEL RESENTIMIENTO La ofensa que causa resentimientos puede presentarse, en primer lugar, como acción de alguien contra mí: cuando me agreden físicamente, me insultan o me calumnian. En segundo lugar, en forma de omisión cuando no recibo lo que esperaba, como una invitación, un agradecimiento por el servicio prestado o el reconocimiento por el esfuerzo realizado. En tercer lugar están las circunstancias pues se puede estar resentido por la situación socioeconómica, por algún defecto físico, o por las enfermedades que se padecen y no se aceptan.

Todo resentimiento depende del modo como se mire una misma realidad, o más concretamente cómo se juzguen las ofensas recibidas- con objetividad, exageradamente o de forma imaginaria. y explican el que muchos resentimientos sean completamente gratuitos, porque dependen de la propia subjetividad que aparta de la realidad, exagerando o imaginando situaciones o hechos que no se han producido o no estaban en la intención de nadie.

LA RESPUESTA PERSONAL El resentimiento es un efecto reactivo ante la agresión, que en cuanto tal tiene carácter negativo. Consiste en la respuesta ante la ofensa que se experimenta íntimamente. Por eso lo determinante en el   resentimiento no radica en la ofensa en cuanto tal sino en la respuesta personal. Y esta respuesta depende de cada quien, porque nuestra libertad nos confiere el poder de orientar de alguna manera nuestras reacciones.

No es lo que los otros hacen ni nuestros propios errores lo que más daña; es nuestra respuesta. Si perseguimos a la víbora venenosa que nos ha mordido, lo único que conseguiremos será provocar que el veneno se extienda por todo   nuestro cuerpo. Es mucho mejor tomar medidas inmediatas para extraer el veneno.

Esta alternativa se presenta ante cada agresión: o nos concentramos en quien nos ofendió con su agravio y entonces surgirá el veneno del resentimiento, o lo eliminamos mediante una respuesta adecuada, no permitiendo que permanezca dentro de nosotros.

SENTIRSE, LAMENTARSE O RESENTIRSE 
Sentirse: retraerse o distanciarse de quien a cometido la agresión, en ocasiones incluso retirándole la palabra. La susceptibilidad que está a flor de piel. Estar sentido con alguien es lo mismo que estar dolido, triste, enojado por algún desaire que nos hicieron. Muchas real y muchas más, aparente. Ve moros con tranchetes

Lamentarse: o simples protestas verbales, que son como un desahogo de quién está sentidos sin que se traduzcan en acciones. En el caso, por ejemplo, del hermano mayor de la parábola del hijo pródigo: No es de extrañar   que, en su ira, el hijo mayor se queje al padre… Sus palabras demuestran que   está dolido. Su autoestima se siente herida por la alegría del padre y su propia ira le impide reconocer a este sinvergüenza como su hermano. Con las palabra ese hijo tuyo se distancia de su hermano y también de su padre, se han convertido en dos extraños.

Resentirse: incluye el afán de reivindicación, de venganza, de desquite. El resentido no sólo siente la ofensa que le infligieron, sino que la conserva unida a un sentimiento de rencor, de hostilidad y hacia a persona causante del daño, que impulsa a la revancha, a un ajuste de cuentas, no dejando las cosas tal y como se han dejado. Lo triste es cuando el resentido no puede actuar contra aquel que considera le ha dañado y entonces su acción puede recaer sobre quienes no tienen nada que ver en el asunto.

El resentido retiene interiormente la ofensa porque no quiere olvidar. Puede recordar y describir con detalle lo que sucedió porque ha vivido concentrado en ese suceso. Vuelve sobre el hecho una y otra vez, ante ciertos estímulos recordatorios. La detonación del resentimiento puede venir años después de los hechos que lo hicieron germinar; en un momento dado dan cumplida cuenta de la venganza que guardaban.

El Resentimiento es un veneno que me tomo yo, esperando que le haga daño al otro

El Resentimiento es una carga la vamos arrastrando fatigosamente nos aferramos a él no nos damos cuenta del mal que nos hace

El Resentimiento te lastima sobre todo a ti Te corroe por dentro Te impide alcanzar la paz Te hace gastar energías Te afecta la salud

El Resentimiento nos daña Padecimientos: 
-dolores de cabeza y de estómago 
-úlceras, colitis 
-enfermedades nerviosas –cáncer

El Resentimiento nos inmoviliza Imagina que alguien hace que te tropieces en un arbusto espinoso, ¿qué harías? 
1. Quedarte tirado y lamentándote por tu herida 
2. Dar gritos para que todos se detengan a consolarte, a quitarte las espinas 
3. Hacer que la persona que te hizo caer se detenga y te ayude 
4. Tirarla tu también para que vea lo que se siente 
5. Levantarte, sacudirte las espinas y seguir caminando

El Resentimiento es infeccioso Se propaga en tu interior Es como una droga La persona se acostumbra a vivir en el odio, la amargura, y llega el momento en que ya no quiere perdonar pues su deseo de venganza se ha convertido en su razón de ser y ya no concibe su vida sin ese odio que siente hacia determinada persona

El resentimiento se contagia a otros Al platicar horrores de alguien Cuando se busca cómplices que te den razón Lo que comenzó como un problema personal, pronto involucra a más y más personas

Albergar un resentimiento equivale a comerte a una criatura venenosa que desde tu interior generará destrucción, no sólo a ti mismo sino contra cuantos se acerquen a ti. El resentimiento destruye al ser humano con el odio.

EL RESENTIDO Hay personas que se resienten fácilmente por: -un comentario crítico -una llamada de atención -una mirada de indiferencia o desprecio, -un determinado tono en la voz, -una ironía; -una omisión de los demás -no valoran lo que hace -no lo toman en cuenta -no se le pide su opinión -no le hacen caso

Ante esto, -siente que se le viene el mundo encima, -se siente sumamente agredida, -se entristece -se llena de amargura -El que permanece mucho tiempo en estas situaciones pasa de estar resentido a ser un resentido.

ALIADOS DEL RESENTIMIENTO 
1. El egocentrismo 
2. El sentimentalismo 
3. La imaginación 
4. La inseguridad 
5. El victimismo

¿ES EL RESENTIMIENTO UNA FORMA DE VIDA PARA TI?

REDUCIR EL RESENTIMIENTO Tener clara la misión que nos corresponde en la vida y abocarnos a ella, de manera que el sentido de nuestra existencia proceda del proyecto y los objetivos que nos hayamos propuesto, que a su vez han de coincidir con el plan que Dios tiene para nosotros. Crecer continuamente como personas humanas, mediante la adquisición de valores y el perfeccionamiento de los que ya se tienen. Esto provocará que se aumente la autoestima y coincida con la auténtica humildad que consiste en la verdad sobre nosotros mismos.

Fortalecer el carácter, acometiendo retos que exijan convencimiento personal. Vivir para los demás, con objetivos claros de servicio, y de este modo conseguir el olvido propio. Valorar las capacidades y cualidades personales –sin dejar de ver los defectos- para apoyarnos en ellas. Valorar todos los buenos resultados que consigamos en nuestra vida, en cualquier terreno. En ambos casos, atribuyendo a Dios el origen de las capacidades y resultados.

Fomentar la confianza en los demás para saber contar con ellos y sentirnos apoyados. Ser conscientes de que somos hijos de Dios y de que Dios es infinitamente bueno y poderoso. La gratitud como la capacidad de reconocer los dones y beneficios recibidos. Descubrir lo positivo que hay en nuestra vida y percibirlo como un regalo por el que nos sentimos movidos a dar las gracias.

Quien no espera nada, ni exige nada para sí, se alegra por lo que recibe y ordinariamente le parece que es más de lo que merece. Siente el deseo de corresponder, aunque tantas veces se considere incapaz de hacerlo en la misma proporción de lo recibido. Quien actúa y reacciona así es incapaz de resentirse.

¿QUIERES RESENTIRTE CON ALGUIEN? 
Involucración afectiva Deseos Manipulo Hago cumplir mi deseo Demandas Expectativas Frustración Agresividad Me callo Resentimiento + =

CONCLUSIÓN El resentimiento es una carga que te daña, inmoviliza, te aparta de los otros y de Dios y se contagia a tu alrededor. Sólo produce frutos de muerte. Es un cáncer que acabará por consumirte si no buscas la cura. Y esa cura se llama: perdón.

LO QUE NO ES PERDÓN Perdonar no significa olvidar El perdón no significa renunciar a que se haga justicia Perdonar no es tolerar que te lastimen Perdonar no es justificar comportamientos propios o ajenos, inaceptables o abusivos

Perdonar no es hacer como que todo va bien cuando sientes que no es así. Perdonar no es adoptar una actitud de superioridad farisaica, ver al otro de arriba hacia abajo. Perdonar no significa que no debo de cambiar de comportamiento con la persona. Perdonar no exige que te comuniques verbalmente con la persona que has perdonado.

El perdón es, en primer lugar, hacerse el favor a uno mismo. El perdón es una decisión, no es algo espontáneo sino querido previamente. Es decidir ver más allá de los límites de la personalidad de otra persona, y apreciarla en su conjunto y no sólo en su negatividad. Perdonar es un camino, un proceso que nos pide cambiar constantemente El perdón es mirar de frente al mal, reconocerlo, no justificarlo, y enfrentarlo con amor.

El perdón es una forma, un estilo de vida. El perdón es el reconocimiento tranquilo de que bajo nuestro egoísmo todos somos exactamente iguales. Perdonar es liberarte del pasado. Perdonar es conseguir la paz. Perdonar es crecer Perdonar es una manera de amar.

¿PARA QUE PERDONAR? El perdón sana El perdón libera El perdón libera a quien te lastimó Tú perdón rescata al otro Le da una nueva oportunidad Tú perdón no rescata aun desconocido, sino a un hermano. Tú eres un don de Dios.

¿CÓMO PERDONAR? Pide ayuda al Espíritu Santo Examina honestamente tu conciencia Reconoce una herida que necesita sanar Decídete a perdonar Ora por ti No pienses mal

¿Ábrete a la comprensión No te desquites Devuelve bien por mal Ora por la persona que te lastimó Lucha por olvidar la ofensa Empieza todo el proceso cuantas veces haga falta

AYUDAS PARA EL CAMINO Cuando la ira amenace con hacerte creer que el otro es un enemigo al que hay que derrotar, recuerda que tanto tú como él son   hijos de un mismo Padre. Aprende a ver a Jesús en los demás y trata de que los demás vean a Jesús a través de ti. Nunca olvides las cualidades de quien te ha ofendido. Nadie te ofende si no quieres Tú decides tu actitud ante la vida

Hazle fácil al otro la reconciliación contigo: 
1. No le dejes de hablar aunque él no te hable a ti. 
2. Esfuérzate por seguir tratándolo como siempre. 
3. Cuando dé el más mínimo signo de querer arreglar las cosas aprovéchalo. 
4. Ten siempre en mente la parábola del hijo pródigo.

Aprende a pedir perdón: pedir perdón es ir a decirle al otro que lamentas haberlo lastimado. Cuando la ocasión lo a merite no dejes pasar la ocasión para pedir perdón. Reconoce que tu has hecho algo que ha ofendido al otro. Pídele al Señor que te acompañe Busca al otro y hazle saber que estás arrepentido de haberlo lastimado. No siempre esperes una reacción favorable del otro. Haz del perdón un hábito.

SEAMOS CONSTRUCTORES Nos asusta la violencia que se vive hoy en día, y nos sentimos muy ajenos a quienes cometen las injusticias u atrocidades de las que nos enteramos cotidianamente. Pero tendríamos que ponernos a pensar que, detrás de cada acto violento, está un ser humano lleno de resentimiento, un ser humano que no ha sabido perdonar, un ser humano que ha dado rienda suelta a los sentimientos negativos que llevaba dentro. Y que ese ser humano puedes ser tú.

…Si has permitido que el resentimiento anide en tu corazón, nada te diferencia de los que persiguen, torturan, asesinan, violan los derechos de los demás. No te creas mejor que ellos por considerar que tú no has llegado tan lejos. Si tuvieras el poder y su impunidad, quizá te atreverías a llegar más lejos todavía. No te consueles pensando que lo tuyo no se compara, que es normal, que al fin y al cabo sólo odias a tu suegra, a tus vecinos, que no es para tanto. Todo resentimiento es tiniebla. Toda ruptura de la fraternidad es tiniebla. Tan tiniebla la tuya como la de los demás.

… Toda tiniebla es oscuridad. Pero el Señor es luz. Y Él ha puesto una luz en cada corazón porque espera que lo ayudemos a iluminar el mundo. De ti depende la elección. Deja que las siguientes palabras de San Pablo hagan eco en tu corazón:

Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia; soportándonos unos a otros y perdonándonos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el señor os perdonó, perdonaos también vosotros. Y por encima de todo, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección. y que la paz de Cristo presida vuestros corazones Colosenses 3, 12-15

BIBLIOGRAFÍA UGARTE, Francisco. Del resentimiento al perdón. Una puerta a la felicidad. SOSA ELÍZAGA, Alejandra Ma. Por los caminos del perdón. CASARJIAN, Robin. Perdonar. VALDEZ CASTELLANOS, Luis S.J. El gozo de perdonar. CABARRÚS, Carlos S.J. La danza de los íntimos deseos. Siendo persona en plenitud. BUCAY, Jorge. Las tres preguntas. VALDEZ CASTELLANOS, Luis S.J. De la culpa a la paz y al amor. MONBOURQUETTE, Jean. Cómo perdonar.

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