Quien está
resentido se siente herido u ofendido por alguien o por algo que influye contra
su persona. El detalle es que muchas veces no sabemos de dónde proviene esa
herida. Otro detalle importante es que muchas veces actuamos de manera
inconsciente. Y por último, experimentamos una gran dificultad para manejar
nuestros sentimientos
EL PESO DE LA HERIDA ¿No es verdad que hay cosas como un peso que te
llevan siempre a la negatividad, al desánimo, a la experiencia de estar
abandonado, como aislada, como ansiosa, como angustiado…. –eso que se llama
depresión- y que no sabes ni por qué vienen y casi tampoco sabes ni cómo se
van? ¿No es cierto que has intentado acallar, muchas veces, todos esos ruidos
desequilibrantes, del vacío interno, con más trabajo, con más actividad, con
drogas, con alcohol, con música, con televisión que te distraigan? ¿No es
verdad que quizá alguna vez has intentado preguntarte qué te pasa pero no has
podido entenderte en nada y entonces has optado por espantar el malestar con
cosas extrañas?
ORIGEN DE LAS HERIDAS Desde el seno materno podemos recibir estímulos
negativos y positivos que marcan nuestra existencia. La necesidad que tiene
toda niña, todo niño de recibir reconocimiento y amor incondicional. Cuando no
se acepta el embarazo de la madre, cuando no se está de acuerdo con el sexo de
quien nace. Cuando no se apuesta por el niño. Cuando se maltrata y no se recibe
el tacto adecuado. Cuando se erotizan las caricias.
Cuando se
reciben castigos físicos Cuando los niños perciben los conflictos matrimoniales
Cuando los niños se sienten comparados. Cuando se sienten abandonados Cuando
sienten que prefieren a sus hermanos Cuando son ignorados o sobreprotegidos.
QUIÉN PROVOCA LA HERIDA La madre, el padre, los hermanos y familiares
cercanos A través de exigencias de comportamientos superiores a su desarrollo,
sensación de ser relegado al cuidado de varios miembros de la familia, ironías,
burlas, chantajes y sobreprotección. También ambientes inhóspitos, económicamente
precarios, insalubres, violentos o de guerra. Pérdidas afectivas tempranas.
Todas estas
son algunas posibles formas de experimentar el no-reconocimiento, la no-
satisfacción de las necesidades básicas, la ausencia de amor incondicional,
generándose así, las heridas. Es importante que tengas en cuentas que las
heridas pueden darse por falta o por exceso.
Estas
heridas al producir una sensación de indefensión en el niño, en la niña, hacen
que surjan en ellos unos miedos básicos: a ser condenada, a no ser querido, a
fracasar, a ser comparada, a quedarse vacío, a ser abandonada, a sufrir, a
mostrarse débil, al conflicto.
¿Cuál de esas posibles causas de heridas me
resuenan como si fuese la mía?
¿Cuál al leerla sentí que se me movía algo por
dentro?
¿Cuál suscitó algo de tristeza, de cólera?
¿Cuáles otras causas añadiría yo como causantes de
golpes en el corazón?
Es
importante descubrir esto, porque es justamente el ir buscando satisfacer esta
necesidad que no fue satisfecha en la niñez, la que me hace reaccionar desde
esa carencia y me hace buscar –ya siendo adulto- satisfacciones como si fuese
aún pequeña.
LOS SÍNTOMAS DE LA HERIDA El ser perfeccionista para evitar ser condenado El
ser extremadamente servicial para evitar el no ser querido El buscar tener
éxito antes que nada por miedo al fracaso El mostrarse notoriamente como
diferente para no ser comparado El ser un acumulador intelectual por miedo al
vacío. El seguir la norma antes que nada, por miedo al abandono. El buscar
desmedidamente el placer exponiéndose constantemente al sufrimiento El mostrar
el poder para no mostrar fragilidad El ser un pacifista por miedo al conflicto.
REACCIONES DESPROPORCIONADAS Se manifiestan sobre todo a través del lenguaje y
de las actitudes: no me quieren no soy importante no me valoran no creen en mí
me van a hacer daño si no hago esto me abandonarán
CULPA INSANA El remordimiento que lleva a la negación del auto-perdón, y por tanto
incapacita para experimentar muchas veces la gratuidad del amor humano, y ya en
el plano espiritual, la misericordia de Dios. El remordimiento –te comes a ti
mismo- hace que te quedes encerrado en ti cuando cometes un error,
cuando haces algo inadecuado, cuando fallas, lamentándote de tu incapacidad y
autodestruyéndote con las cosas que te dices, en vez de centrarte en las
consecuencias de tu acción, para aprender de ello u para buscar caminos de
reparación o por lo menos evitar futuras reincidencias. Siempre paraliza,
censura, socava la estima personal.
EXPRESIONES DE CULPA INSANA
1.Ser
demasiado responsable
2.Preocuparse
en serio
3.Ser
un ayudador compulsivo
4.Disculparse
continuamente
5.Culparse
constantemente
6.Preocuparse
por lo que las personas piensen de uno
7.Debo
y debería son las palabras favoritas
8.No
darse tiempo para sí
9.
Preocuparse de que otros sean mejores que uno
10.Pensar
que no se es tan bueno como la gente considera.
11.No
se puede soportar la crítica
12.
Se es un perfeccionista
13.Preocupa
el ser egoísta
14.Disgusta
el pedir ayuda
15.No
se pueden aceptar cumplidos
16.A
veces preocupa ser castigado por los pecados
17.No
puede decir que no.
CULPA SANA Es la que lleva a hacerse responsable de los propios actos, a dejar el
pasado y a sentirse dignos. Este proceso de responsabilidad, auto-
cuestionamiento y abandono del pasado renueva y profundiza el
auto-respeto. Se llama perdón. La culpa sana me permite juzgar, y
en todo caso reprobar, solamente mi conducta, nunca mi persona.
¿CUÁNDO ES SANO UN SENTIMIENTO DE CULPA?
1.Cuando es más consciente
2.Cuando duele por haber hecho daño a otros
3.Cuando va acompañado por un pensamiento más
desarrollado
4.Cuando no es ni muy espontáneo ni muy
cultivado
5.Cuando incita a hacer algo bueno
6.Cuando invita a perdonar y a perdonarnos
7.Cuando facilita la empatía
8.Cuando no enloquece.
SANAR LAS
HERIDAS Donde quiera que se guarden los traumas que se
originaron por las heridas ya sea en el inconsciente, en la memoria corporal, o
como pensamos muchos, en el niño o en la niña que fuimos y sigue vive en
nosotros, desde allí, el dolor ligado a nuestro pasado influye, condiciona y
perturba nuestro presente, ciñendo nuestro potencial y jugando en contra de
nuestros mejores proyectos. Genialmente, John Bradshaw, el más didáctico de los
terapeutas contemporáneos, llamó a estos aspectos el niño herido interior.
EL NIÑO
HERIDO Muy frecuentemente, ese niño interior sufre el no
haber superado las consecuencias de una deficiente actuación de su padre o
madre, o la falta de herramientas de su entorno para contener situaciones
difíciles, como son, por ejemplo, la muerte de una figura importante o una
debacle socioeconómica familiar. Por lo general, no se trata solamente de
alguna frustración o hecho doloroso, pues la vida de todos las incluye y las
incluirá. Se trata más bien, de la represión –consciente o no; por mandato o
imitación- de los sentimientos ligados a esos episodios
Si un niño no aprende a dejarse sentir y a
expresar, especialmente por ser rechazado, terminará irremediablemente
desconectado, asustado y distante de todo y de todos. El hiño herido siente,
cree, sabe o recuerda la amenaza de no ser amado si hacía eso o aquello o si
dejaba de hacer eso otro. La fantasía del desamor o del abandono crea un vacío
que se intentará llenar después con actitudes inadecuadas, repetición de
conductas, manipulación de los demás, adicciones y autodestrucción (depresión,
aislamiento, autoboicot…) o con respuestas agresivas y hostiles hacia todo y
todos.
Nuestro niño interior representa nuestra parte más
vital y espontánea. Sus dolores son los nuestros y su desamparo, nuestra
desesperación. Sanarlo es sanar nuestro pasado y, por lo tanto, curar nuestra
existencia presente y futura
SENTIR LAS
EMOCIONES No se trata de re-educar al niño interior sino
dejarlo ser. Es un descubrimiento de nuestras esencias y habilidades ya
olvidadas. Muchas veces sentimos el rechazo por aspectos reprimidos y tenemos
miedo de que el dolor nos invada, de que nos paralice o destruya. Pero es
necesario darse cuenta de que nada de eso sucederá. Esa es una idea exagerada
de nuestra vulnerabilidad o fragilidad, que, en realidad, es el desamparo de un
niño que se siente solo y lastimado.
Para ello es necesario establecer contacto con
nuestro niño interior. Es necesario volver atrás y permitirnos sentir aquellas
emociones bloqueadas, que son las que nos encarcelan en una determinada
personalidad socialmente correcta y aceptada, pero ausente de espontaneidad y
frescura. No son los traumas de la infancia los que nos enferman sino nuestra
incapacidad de expresarlos. Necesitamos crear un espacio para que salga ese
niño espontáneo y expresivo, libre y feliz.
RECONOCER AL NIÑO INTERIOR
1. La idea
principal es volver a conectar con ese niñito que generalmente se siente solo y
abandonado para que nos diga qué necesita, para ayudarlo a expresarse, para
validarlo, para que confíe en sus emociones y en sí mismo. De esa forma,
empezaremos a confiar en nosotros mismos.
2. Nuestro adulto interior, la parte más sana y
crecida que podemos encontrar en nosotros, debe reconocer el aspecto infantil y
herido del niño que nos habita y aceptarlo tal como es.
3. Debemos
aprender a tratar al niño interior con un amor incondicional u mostrar una
actitud tan permisiva que le permita sentirse libre para expresar sinceramente
sus sentimientos.
4. Debemos respetar la forma en la que el niño herido pretende enfrentar
sus problemas. aceptar que quizás él o ella saben, más que nosotros, cómo
afrontar la situación y qué es lo que hay que cambiar. No se trata de dirigir
las acciones sino de ser el continente que el niño necesita para poder encarar
su desafío. Él decide el rumbo y el adulto lo sostiene.
5. El adulto interno debe resistir sus urgencias y no forzar al niño
lastimado a que soluciones sus cosas ya, ni a que deje de llorar, ni, mucho
menos, a que sea feliz ahora. Todo eso es la consecuencia de una acción pero no
su punto de referencia.
EXPECTATIVAS Si vives satisfecho tener más pierde importancia La sociedad
parece creer firmemente que la felicidad, igual que la desdicha, se
pueden calcular, medir, comparar y evaluar, día a día, minuto a minuto, año
tras año. Eterno Quieromás
Método
pasivo: acumular mandatos y condicionamientos sin
siquiera revisarlo nunca. ¿Qué es lo mejor que quieres para mi? Método activo:
consiste en dedicar una parte importante de cada semana a cotejar todo lo que
posee con todo lo que otros tienen, han tenido o podrían llegar a tener. Sin
pensar, vivimos mirando a nuestro alrededor y comparándonos con los demás hasta
el ridículo.
NUESTRO
DESEO DE SER ACEPTADOS Surge del
anhelo de gustar a los demás y de que nos acepten las personas importantes.
Activismo: hacer cosas por los demás, manejar a los demás o amar con
condiciones. Competitividad: queremos dejar una marca en la vida, ser diferentes,
especiales. Comparaciones.
VIVIR SIN
EXPECTATIVAS El único camino para seguir creciendo es aprender a
apreciar lo que ya tenemos. El verdadero antídoto del anhelo es la aceptación y
no la posesión, el deseo pero no la expectativa, la conciencia pero no el
control.
EL
RESENTIMIENTO Re – sentir
RE-SENTIR Echarle leña al fuego Es despertarte y pensar en aquello que pasó y que
te molesta tanto. Es machacarle al asunto Rayar el disco Es desperdiciar el
maravilloso archivo de la memoria guardando agravios (clasificados y por
fechas) que al final nos amarga la existencia.
NATURALEZA
DEL RESENTIMIENTO El resentimiento suele aparecer como reacción a un
estímulo negativo que nos hiere y que se presenta en forma de ofensa o de
agresión. No toda ofensa produce resentimiento, pero todo resentimiento va
siempre precedido de una ofensa
LOS
ESTÍMULOS DEL RESENTIMIENTO La ofensa
que causa resentimientos puede presentarse, en primer lugar, como acción de
alguien contra mí: cuando me agreden físicamente, me insultan o me calumnian.
En segundo lugar, en forma de omisión cuando no recibo lo que esperaba, como
una invitación, un agradecimiento por el servicio prestado o el reconocimiento
por el esfuerzo realizado. En tercer lugar están las circunstancias pues se
puede estar resentido por la situación socioeconómica, por algún defecto
físico, o por las enfermedades que se padecen y no se aceptan.
Todo resentimiento depende del modo como se mire
una misma realidad, o más concretamente cómo se juzguen las ofensas recibidas-
con objetividad, exageradamente o de forma imaginaria. y explican el que muchos
resentimientos sean completamente gratuitos, porque dependen de la propia
subjetividad que aparta de la realidad, exagerando o imaginando situaciones o
hechos que no se han producido o no estaban en la intención de nadie.
LA RESPUESTA
PERSONAL El resentimiento es un efecto reactivo ante la
agresión, que en cuanto tal tiene carácter negativo. Consiste en la respuesta
ante la ofensa que se experimenta íntimamente. Por eso lo determinante en
el resentimiento no radica en la ofensa en cuanto tal sino en la
respuesta personal. Y esta respuesta depende de cada quien, porque nuestra
libertad nos confiere el poder de orientar de alguna manera nuestras
reacciones.
No es lo que los otros hacen ni nuestros propios
errores lo que más daña; es nuestra respuesta. Si perseguimos a la víbora
venenosa que nos ha mordido, lo único que conseguiremos será provocar que el
veneno se extienda por todo nuestro cuerpo. Es mucho mejor tomar
medidas inmediatas para extraer el veneno.
Esta alternativa se presenta ante cada agresión: o
nos concentramos en quien nos ofendió con su agravio y entonces surgirá el
veneno del resentimiento, o lo eliminamos mediante una respuesta adecuada, no
permitiendo que permanezca dentro de nosotros.
SENTIRSE, LAMENTARSE O RESENTIRSE
Sentirse: retraerse o distanciarse de quien a cometido la agresión, en ocasiones
incluso retirándole la palabra. La susceptibilidad que está a flor de piel.
Estar sentido con alguien es lo mismo que estar dolido, triste, enojado por
algún desaire que nos hicieron. Muchas real y muchas más, aparente. Ve moros
con tranchetes
Lamentarse: o simples protestas verbales, que son como un desahogo de quién está
sentidos sin que se traduzcan en acciones. En el caso, por ejemplo, del hermano
mayor de la parábola del hijo pródigo: No es de extrañar que, en su
ira, el hijo mayor se queje al padre… Sus palabras demuestran que
está dolido. Su autoestima se siente herida por la alegría del padre y su
propia ira le impide reconocer a este sinvergüenza como su hermano. Con las
palabra ese hijo tuyo se distancia de su hermano y también de su padre, se han
convertido en dos extraños.
Resentirse: incluye el afán de reivindicación, de venganza, de desquite. El
resentido no sólo siente la ofensa que le infligieron, sino que la conserva
unida a un sentimiento de rencor, de hostilidad y hacia a persona causante del
daño, que impulsa a la revancha, a un ajuste de cuentas, no dejando las cosas
tal y como se han dejado. Lo triste es cuando el resentido no puede actuar
contra aquel que considera le ha dañado y entonces su acción puede recaer sobre
quienes no tienen nada que ver en el asunto.
El resentido retiene interiormente la ofensa porque
no quiere olvidar. Puede recordar y describir con detalle lo que sucedió porque
ha vivido concentrado en ese suceso. Vuelve sobre el hecho una y otra vez, ante
ciertos estímulos recordatorios. La detonación del resentimiento puede venir
años después de los hechos que lo hicieron germinar; en un momento dado dan
cumplida cuenta de la venganza que guardaban.
El Resentimiento es un veneno que me tomo yo,
esperando que le haga daño al otro
El Resentimiento es una carga la vamos arrastrando
fatigosamente nos aferramos a él no nos damos cuenta del mal que nos hace
El Resentimiento te lastima sobre todo a ti Te
corroe por dentro Te impide alcanzar la paz Te hace gastar energías Te afecta
la salud
El Resentimiento nos daña Padecimientos:
-dolores de cabeza y de estómago
-úlceras, colitis
-enfermedades
nerviosas –cáncer
El Resentimiento nos inmoviliza Imagina que alguien
hace que te tropieces en un arbusto espinoso, ¿qué harías?
1. Quedarte
tirado y lamentándote por tu herida
2. Dar gritos
para que todos se detengan a consolarte, a quitarte las espinas
3. Hacer que
la persona que te hizo caer se detenga y te ayude
4. Tirarla tu
también para que vea lo que se siente
5. Levantarte, sacudirte las espinas y seguir caminando
El Resentimiento es infeccioso Se propaga en tu
interior Es como una droga La persona se acostumbra a vivir en el odio, la
amargura, y llega el momento en que ya no quiere perdonar pues su deseo de
venganza se ha convertido en su razón de ser y ya no concibe su vida sin ese
odio que siente hacia determinada persona
El resentimiento se contagia a otros Al platicar
horrores de alguien Cuando se busca cómplices que te den razón Lo que comenzó
como un problema personal, pronto involucra a más y más personas
Albergar un resentimiento equivale a comerte a
una criatura venenosa que desde tu interior generará destrucción, no
sólo a ti mismo sino contra cuantos se acerquen a ti. El resentimiento destruye
al ser humano con el odio.
EL RESENTIDO Hay personas que se resienten fácilmente por: -un comentario crítico
-una llamada de atención -una mirada de indiferencia o desprecio, -un
determinado tono en la voz, -una ironía; -una omisión de los demás -no valoran
lo que hace -no lo toman en cuenta -no se le pide su opinión -no le hacen caso
Ante esto, -siente que se le viene el mundo encima,
-se siente sumamente agredida, -se entristece -se llena de amargura -El que
permanece mucho tiempo en estas situaciones pasa de estar resentido a ser un
resentido.
ALIADOS DEL RESENTIMIENTO
1. El egocentrismo
2. El sentimentalismo
3. La imaginación
4. La inseguridad
5. El
victimismo
¿ES EL
RESENTIMIENTO UNA FORMA DE VIDA PARA TI?
REDUCIR EL
RESENTIMIENTO Tener clara la misión que nos corresponde en la
vida y abocarnos a ella, de manera que el sentido de nuestra existencia proceda
del proyecto y los objetivos que nos hayamos propuesto, que a su vez han de
coincidir con el plan que Dios tiene para nosotros. Crecer continuamente como
personas humanas, mediante la adquisición de valores y el perfeccionamiento de
los que ya se tienen. Esto provocará que se aumente la autoestima y coincida
con la auténtica humildad que consiste en la verdad sobre nosotros mismos.
Fortalecer el carácter, acometiendo retos que
exijan convencimiento personal. Vivir para los demás, con objetivos claros de
servicio, y de este modo conseguir el olvido propio. Valorar las capacidades y
cualidades personales –sin dejar de ver los defectos- para apoyarnos en ellas.
Valorar todos los buenos resultados que consigamos en nuestra vida, en
cualquier terreno. En ambos casos, atribuyendo a Dios el origen de las
capacidades y resultados.
Fomentar la confianza en los demás para saber
contar con ellos y sentirnos apoyados. Ser conscientes de que somos hijos de
Dios y de que Dios es infinitamente bueno y poderoso. La gratitud como la
capacidad de reconocer los dones y beneficios recibidos. Descubrir lo positivo
que hay en nuestra vida y percibirlo como un regalo por el que nos sentimos
movidos a dar las gracias.
Quien no espera nada, ni exige nada para sí, se
alegra por lo que recibe y ordinariamente le parece que es más de lo que
merece. Siente el deseo de corresponder, aunque tantas veces se considere
incapaz de hacerlo en la misma proporción de lo recibido. Quien actúa y
reacciona así es incapaz de resentirse.
¿QUIERES RESENTIRTE CON ALGUIEN?
Involucración afectiva Deseos Manipulo Hago cumplir
mi deseo Demandas Expectativas Frustración Agresividad Me callo Resentimiento +
=
CONCLUSIÓN El resentimiento es una carga que te daña, inmoviliza, te aparta de los
otros y de Dios y se contagia a tu alrededor. Sólo produce frutos de muerte. Es
un cáncer que acabará por consumirte si no buscas la cura. Y esa cura se llama:
perdón.
LO QUE NO ES
PERDÓN Perdonar no significa olvidar El perdón no
significa renunciar a que se haga justicia Perdonar no es tolerar que te
lastimen Perdonar no es justificar comportamientos propios o ajenos,
inaceptables o abusivos
Perdonar no es hacer como que todo va bien cuando
sientes que no es así. Perdonar no es adoptar una actitud de superioridad
farisaica, ver al otro de arriba hacia abajo. Perdonar no significa que no debo
de cambiar de comportamiento con la persona. Perdonar no exige que te
comuniques verbalmente con la persona que has perdonado.
El perdón es, en primer lugar, hacerse el favor a
uno mismo. El perdón es una decisión, no es algo espontáneo sino querido
previamente. Es decidir ver más allá de los límites de la personalidad de otra
persona, y apreciarla en su conjunto y no sólo en su negatividad. Perdonar es
un camino, un proceso que nos pide cambiar constantemente El perdón es mirar de
frente al mal, reconocerlo, no justificarlo, y enfrentarlo con amor.
El perdón es una forma, un estilo de vida. El
perdón es el reconocimiento tranquilo de que bajo nuestro egoísmo todos somos
exactamente iguales. Perdonar es liberarte del pasado. Perdonar es conseguir la
paz. Perdonar es crecer Perdonar es una manera de amar.
¿PARA QUE
PERDONAR? El perdón sana El perdón libera El perdón libera
a quien te lastimó Tú perdón rescata al otro Le da una nueva oportunidad Tú
perdón no rescata aun desconocido, sino a un hermano. Tú eres un don de Dios.
¿CÓMO
PERDONAR? Pide ayuda al Espíritu Santo Examina honestamente
tu conciencia Reconoce una herida que necesita sanar Decídete a perdonar Ora
por ti No pienses mal
¿Ábrete a la comprensión No te desquites Devuelve
bien por mal Ora por la persona que te lastimó Lucha por olvidar la ofensa
Empieza todo el proceso cuantas veces haga falta
AYUDAS PARA
EL CAMINO Cuando la ira amenace con hacerte creer que el
otro es un enemigo al que hay que derrotar, recuerda que tanto tú como él
son hijos de un mismo Padre. Aprende a ver a Jesús en los demás y
trata de que los demás vean a Jesús a través de ti. Nunca olvides las
cualidades de quien te ha ofendido. Nadie te ofende si no quieres Tú decides tu
actitud ante la vida
Hazle fácil al otro la reconciliación
contigo:
1. No le dejes de hablar aunque él no te hable a
ti.
2. Esfuérzate por seguir tratándolo como
siempre.
3. Cuando dé el más mínimo signo de querer arreglar
las cosas aprovéchalo.
4. Ten siempre en mente la parábola del hijo
pródigo.
Aprende a pedir perdón: pedir perdón es ir a
decirle al otro que lamentas haberlo lastimado. Cuando la ocasión lo a merite
no dejes pasar la ocasión para pedir perdón. Reconoce que tu has hecho algo que
ha ofendido al otro. Pídele al Señor que te acompañe Busca al otro y hazle
saber que estás arrepentido de haberlo lastimado. No siempre esperes una
reacción favorable del otro. Haz del perdón un hábito.
SEAMOS
CONSTRUCTORES Nos asusta la violencia que se vive hoy en día, y
nos sentimos muy ajenos a quienes cometen las injusticias u atrocidades de las
que nos enteramos cotidianamente. Pero tendríamos que ponernos a pensar que,
detrás de cada acto violento, está un ser humano lleno de resentimiento, un ser
humano que no ha sabido perdonar, un ser humano que ha dado rienda suelta a los
sentimientos negativos que llevaba dentro. Y que ese ser humano puedes ser tú.
…Si has permitido que el resentimiento anide en tu
corazón, nada te diferencia de los que persiguen, torturan, asesinan, violan
los derechos de los demás. No te creas mejor que ellos por considerar que tú no
has llegado tan lejos. Si tuvieras el poder y su impunidad, quizá te atreverías
a llegar más lejos todavía. No te consueles pensando que lo tuyo no se compara,
que es normal, que al fin y al cabo sólo odias a tu suegra, a tus vecinos, que
no es para tanto. Todo resentimiento es tiniebla. Toda ruptura de la
fraternidad es tiniebla. Tan tiniebla la tuya como la de los demás.
… Toda tiniebla es oscuridad. Pero el Señor es luz.
Y Él ha puesto una luz en cada corazón porque espera que lo ayudemos a iluminar
el mundo. De ti depende la elección. Deja que las siguientes palabras de San
Pablo hagan eco en tu corazón:
Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y
amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre,
paciencia; soportándonos unos a otros y perdonándonos mutuamente, si alguno
tiene queja contra otro. Como el señor os perdonó, perdonaos también vosotros.
Y por encima de todo, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección. y
que la paz de Cristo presida vuestros corazones Colosenses 3, 12-15
BIBLIOGRAFÍA UGARTE, Francisco. Del resentimiento
al perdón. Una puerta a la felicidad. SOSA ELÍZAGA, Alejandra Ma. Por los
caminos del perdón. CASARJIAN, Robin. Perdonar. VALDEZ CASTELLANOS, Luis S.J.
El gozo de perdonar. CABARRÚS, Carlos S.J. La danza de los íntimos deseos.
Siendo persona en plenitud. BUCAY, Jorge. Las tres preguntas. VALDEZ
CASTELLANOS, Luis S.J. De la culpa a la paz y al amor. MONBOURQUETTE, Jean.
Cómo perdonar.