Un
carpintero trabajaba en con un pedazo de madera que pronto iba a formar de ella
una mecedora para que su esposa usara en el descanso. Cada día que pasaba la
madera se transformaba en un cuerpo firme, lista para ser usada.
La
última noche cuando iba a ser barnizada el serrucho se acercó a la
mecedora y le dijo: - No quedaste como pensé, veo que aún tienes fallas y no
deberías salir así. Pero la mecedora le respondió: - Puede ser tu percepción
pero el maestro en todo este tiempo que trabajó conmigo me decía cómo iba ser
al finalizar su labor y así estoy, como él me dijo, yo creo en lo que Él me
dijo y nada ni nadie cambiará eso.
El pasar tiempo con nuestro Creador es muy primordial porque nos prepara para
poder sobrellevar las diferentes dificultades que se nos presentan, es ahí
cuando debemos concentrarnos en lo que hemos aprendido de Él y no
dejarnos llevar por las circunstancias adversas.
Si no pasamos tiempo con Él, sino escuchamos su voz y no creemos lo que está escrito en su palabra difícilmente estaremos firmes.
Filipenses 4:8 dice: “Y ahora, amados
hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero,
todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo
admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza. No dejen de poner
en práctica todo lo que aprendieron y recibieron de mí, todo lo que oyeron de
mis labios y vieron que hice. Entonces el Dios de paz estará con ustedes.”
Este pasaje nos enseña, que es de mucho provecho poner nuestra mirada en lo bueno, verdadero, honorable, justo, puro y admirable pues hace que vivamos confiados y con mucha esperanza en Dios, quien es el que nos da paz, que los problemas son pasajeros y que siempre hay una salida.
De lo contrario, si nos concentramos en lo malo que estamos viviendo, la esperanza se acabará pronto y la fe se apagará poco a poco.
Cree lo que Dios tiene para ti, pasa tiempo con Él y no te dejes llevar por lo negativo que estás viviendo, en Dios siempre hay esperanza.