QUE BELLA ES LA NATURALEZA

El mar es azul porque refleja el cielo, 

La vida guarda en el planeta entero, 
El sonido de los pájaros expresa alegría, 
Y el sol ilumina con gozo el dia. 

La lluvia cae en signo de pureza, 
Pocos respetan hoy la naturaleza, 
Lo cierto es que de ella vivimos, 
estamos conectados pero no lo sentimos. 

Cada noche me duermo escuchando un sonido, 
El agradable cri cri que produce un grillo, 
Respiro el aroma de una flor sencilla, 
Mientras escribo este poema sentado en mi silla. 

La naturaleza no deja de mostrar que necesita un stop frente a los ataques que todos los días soporta.
Nuestro mundo pide que empecemos a cuidarlo; y hay quienes haciéndose eco de ese pedido; escribe poesías como estas:
Instantes fugitivos de dicha
sucesivos matices de la luz al paso de las horas;
un mundo desbordante de formas, sonidos y movimientos
empieza a acariciar la noche,
susurros de voces nocturnas baten sus alas
extrayendo la médula de la Vida
enredándose en la cintura de los árboles...
Poesía mágica que baña los sentidos
en el lento ascenso de la Luna
en la naciente luminosidad de las estrellas,
en la gran sinfonía de la noche,
ciclos que marcan nacimiento,
vida, muerte y renacimiento...
Las horas esperan el mensaje del sol
para estallar en un torrente de luz,
cadena entrelazada
con el paso inalterable de la madre naturaleza
en esa comunión silenciosa
que trasciende los límites de la imaginación
reflejando en sus aguas, en el bosque y en el cielo
una amalgama de colores
que se entregan al canto del amanecer...
¡Que la Vida gire como un molino de viento!..
DIENTES de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación, la que te guste;
todas son buenas: bájala un poquito.

Déjame sola: oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides... Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido...
TU ME QUIERES BLANCA
Tu me quieres alba,
Me quieres de espumas,
Me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada

Ni un rayo de luna
Filtrado me haya.
Ni una margarita
Se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
Tú me quieres blanca,
Tú me quieres alba.

Tú que hubiste todas
Las copas a mano,
De frutos y mieles
Los labios morados.
Tú que en el banquete
Cubierto de pámpanos
Dejaste las carnes
Festejando a Baco.
Tú que en los jardines
Negros del Engaño
Vestido de rojo
Corriste al Estrago.

Tú que el esqueleto
Conservas intacto
No sé todavía
Por cuáles milagros,
Me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
Me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡Me pretendes alba!

Huye hacia los bosques,
Vete a la montaña;
Límpiate la boca;
Vive en las cabañas;
Toca con las manos
La tierra mojada;
Alimenta el cuerpo
Con raíz amarga;
Bebe de las rocas;
Duerme sobre escarcha;
Renueva tejidos
Con salitre y agua;
Habla con los pájaros
Y lévate al alba.
Y cuando las carnes
Te sean tornadas,
Y cuando hayas puesto
En ellas el alma
Que por las alcobas
Se quedó enredada,
Entonces, buen hombre,
Preténdeme blanca,
Preténdeme nívea,
Preténdeme casta.
NATURALEZA MIA

NATURALEZA mía, la que fuera
Como pesada abeja en primavera,
Ociosa y hecha para siestas de oro,
Voraz, aletargable, mudadera.

Bajo las tardes cálidas, dormida
De amor, ya el nuevo amor te daba brida,
Y tú arrastrabas un pesado cuerpo,
Pesado por el zumo de la vida.

¿Qué hice de tí? Para enfrentar tus males
Sobre tus formas apreté sayales,
Y en flagelarte puse empeño tanto
Que hoy filosofas junto a los rosales.

Disminuida, atáxica, robada,
En tu pura pureza violada,
Miras te baten palmas los sensatos
Con tu ya blanca y última mirada.


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