Bueno
es que algunas veces nos sucedan cosas adversas y vengan contrariedades, porque
suelen atraer al hombre al corazón, para que se conozca desterrado y no ponga su
esperanza en cosa alguna del mundo. Bueno es que padezcamos a veces contradicciones
y que sientan de nosotros mal e imperfectamente, aunque hagamos bien y tengamos
buena intención.
Estas
cosas de ordinario ayudan a la humildad y nos defienden de la vanagloria.
Porque entonces mejor buscamos a Dios por testigo interior, cuando por de fuera
somos, despreciados de los hombres, y no nos dan crédito.
Por
eso debía. Uno afirmarse de tal manera en Dios, que no le fuese necesario
buscar muchas consolaciones humanas. Cuando el hombre de buena voluntad es
atribulado, o tentado, o afligido con malos pensamientos; entonces conoce tener
de Dios mayor.
Necesidad,
experimentando que sin EI no puede nada bueno. Entonces también se entristece,
gime y ora a Dios por las miserias que padece. Entonces le es molesta la vida larga,
y desea hallar la muerte para ser desatado de este cuerpo y estar con Cristo (Filip.,
l; 3).