Es
un término que señala una sensación molesta, aflictiva y por lo general
desagradable que afecta nuestro cuerpo o nuestra alma, cuando nos encontramos
frente a situaciones de angustia, miedo, desesperación, vergüenza o cualquier
otra cosa que nos hace sentir dolor en el alma.
Como
parte del plan de redención de nuestro padre celestial, todos los seres humanos
experimentamos las adversidades de la vida terrenal, las pruebas o procesos, la
tristeza, las enfermedades y el dolor en un aspecto difícil de nuestra vida,
pero con la ayuda del Señor por medio de su Espíritu santo, nos puede
llevar a un crecimiento espiritual y a una liberación de las opresiones que él
enemigo a puesto por causa de las heridas que han quedado en nuestra alma, las
cuales le dan un acceso a él, en nuestra vida.
El
alma es afectada por los dolores causados por situaciones emocionales que nos
pasan en ciertas ocasiones de nuestra vida, como por ejemplo la pérdida de un
familiar, la ruptura de una relación, entre otras…
Todos
los seres humanos han pasado por experiencias difíciles en la vida, sin
excepción, hemos sufrido en situaciones de abuso, rechazo, angustias o
traiciones. Muchos se han recuperado por que suelen ser más fuertes y otros son
más débiles y propensos a sufrir en sus emociones, y estas pueden quedar con un
daño permanente si no son tratados en su alma.
Puede
ser que lo que te sucedió fue en la infancia, o en la adolescencia o tal vez
ayer, y han marcado de una forma muy grande tu vida, que ese dolor o esa
circunstancia te tienen atrapado en un hoyo oscuro y profundo, impidiéndote que
camines hacia los planes y propósitos de Dios. Por ello, es que necesitas
liberarte del dolor y del pasado y Dios quiere que seas libre.
Sentimos
un dolor profundo en el alma, que a sido producto de estos hechos. Estos
dolores suelen crear heridas en el alma, aunque creemos que estamos bien, y en
momentos repentinos sentimos tristeza, nostalgia o caemos en depresión, esto
ocurre ya que las heridas emocionales están latentes, creando una inestabilidad
emocional, que nos impide estar tranquilos y confiados. Debemos buscar la ayuda
correcta que proviene de Dios, además de buscar una iglesia donde se maneje la
liberación y restauración que es lo que necesitamos.
Abrir
nuestra alma y conectarnos con la fuente que es nuestro Padre celestial, es lo
que nos va a garantizar que todas las heridas que están en nuestra alma sean
sacadas y sanadas, la liberación y restauración de ellas, solo la logramos a
través del Espíritu santo.
Te invito a realizar la siguiente oración:
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