Juan
Falk era muy conocido por su amor a los niños que tenía bajo su cuidado, y se
cuentan varios episodios muy curiosos de su vida. Uno de ellos relata que
estaban cenando con unos niños y un muchacho hizo la oración usual: “Ven Señor, sé invitado a nuestra mesa y
bendice lo que Tú nos has dado”.
Después de la oración, un pequeño de tres años dijo:
¿Por qué el Señor Jesús no
viene nunca?
Le pedimos cada día que venga a comer con nosotros y nunca viene.
Hijo
– dijo Falk – puedes estar seguro de que vendrá. Él nunca menosprecia nuestra
invitación.
Pues
cuando venga quiero que se siente en mi silla – dijo el pequeño.
Aún
no había terminado de pronunciar estas palabras cuando alguien llamó a la
puerta. Era un muchacho pobre, que quería un lugar para pasar la noche. Falk lo
hizo entrar y le dio la bienvenida; el pequeño le dio su silla y todos se
disputaban el derecho de darle su plato, incluso uno se lamentaba de que su
camita era demasiado pequeña para dormir con el forastero, quién lloró de
emoción al ver tantas atenciones.
Entonces el pequeño dijo a Falk:
El
Señor Jesús no pudo venir porque estaba muy ocupado, pero nos ha enviado
a este muchacho pobre, ¿no es verdad?
Sí,
pequeño – dijo Falk. Cada pedazo de pan, cada vaso de agua que damos a los
pobres, enfermos o prisioneros en el nombre de Jesús, a Él se lo damos, pues
dijo: “…Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por
el más pequeño, lo hicieron por mí”. (Mateo 25:40 NVI)
Siempre tenemos la ocasión de ayudar a alguien, existe mucha gente en necesidad, pero a veces nuestro corazón se endurece y olvidamos que en muchas ocasiones Dios nos da una oportunidad para ayudar a otros, para mostrar su amor de forma práctica y hacernos partícipes de su obra.
Cuando alguien llame a tu puerta o se te acerque en la calle para pedir que lo
ayudes, no le niegues un vaso de agua, alimentos o quizás abrigo,
recuerda que todo lo que hacemos, aún a los más pequeños, es por Jesús.
No juzgues a la gente por su apariencia o situación, sólo Dios sabe cómo llegaron hasta ahí, mejor dale una mano y muéstrales el amor de Jesús.
Hola, espero que estés bien, déjanos conocer tu opinión y sobre todo no te olvides de compartir, bendiciones.
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