Quiero decirte amigo(a), usted puede platicar con Dios, decirle lo que sientes,
vamos como cuando platicamos con nuestro amigo. Contarle sus alegrías, sus
triunfos, sus tristezas. Agradecerle por la vida, por el trabajo, estudio, por
el alimento, la ropa, por la familia, por sus hermanos, su papá, su mamá, en
fin muchas cosas.
Cuando
tenemos algo allá adentro en el corazón, en la mente en nuestro ser y como que
no estamos en paz o existe un vacío, pues es necesario confesarlo a Dios dejar
nuestras cargas a él.
Estoy recordando en este momento algunas palabras de Jesús, que dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”
Platica
con Dios
Padre nuestro que estás en los cielos santificado sea tu nombre.
Gracias te doy por la vida y la salud.
Señor, gracias porque he encontrado un(a) amigo(a) que necesita de ti. Enséñale
a orar.
Tus grandes bendiciones sean con él (ella).
Te lo pido en el nombre de Jesús.
Amén.
Cada mañana debemos de orar para que el Señor nos conceda su abundante gracia. Nunca debemos comenzar el día sin recibir la evidencia que el Señor Jesús nos acompaña. Cuando la oración forma parte de nuestra vida misma, es un privilegio porque la oración nos eleva a Dios.
Es bueno terminar nuestra oración con la oración modelo que Cristo dio a sus discípulos. Tal vez no sabemos orar o a la mejor oramos mal, entonces si pronunciamos la oración modelo al final de nuestras oraciones, podemos estar seguros que todas nuestras necesidades están comprendidas en esas pocas palabras, que dice:
“Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
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