¿Alguna vez
te has sentido lejos de alguien querido a pesar de tenerlo cerca? ¿De tus
amigos, hermanos, novio o cónyuge? La sensación es triste,
porque a pesar de que están presentes físicamente están distantes
emocionalmente o afectivamente.
Entre
muchos de los factores está la falta de comunicación efectiva; y a ésta se
define como: el proceso de compartir información, ideas y sentimientos entre
las personas a través del habla, la escritura o el lenguaje corporal.
La
comunicación efectiva se extiende al concepto de exigir que el contenido
transmitido sea recibido y entendido por alguien de la manera que se esperaba.
La separación de personas ocurre por un transcurso de sucesos, como una gota que va cayendo sobre una roca que poco a poco se va creando un hueco que podría separarla por completo. En ese entendido debemos estar siempre atentos de mantener relaciones sanas, con mucha empatía, con disposición de tener buena comunicación y sin egoísmo.
Tengamos presente también que no sólo pasa eso con nuestros seres queridos sino también con nuestro Creador. El alejamiento de Dios con el hombre no estaba planificado, por el contrario, desde el principio Él estableció una comunicación efectiva; pero el ser humano ha quebrantado esa relación, creando así un muro.
Pero recordemos que en Génesis 3 vemos que
Dios llamó a Adán después de su obediencia al tomar del fruto del árbol, y
preguntó dónde estaba, pues quería escucharlo, saber de su propia boca
qué es lo que había pasado, ya que de todos modos el Señor ya lo sabía.
Es así que Dios nos busca para restablecer el vínculo, a pesar de nuestros errores e incluso de nuestro propio alejamiento de su cobertura, hay unos brazos extendidos llenos de amor que aguardan abrazarnos y reanudar la relación de Padre a hijo.
¡Ya no esperes más, vuélvete alguien que es inseparable de Dios!
“El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón; él rescata a los
de espíritu destrozado.” Salmos 34:18 NTV
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