Quizás pensamos
que las palabras que salen de nuestra boca solamente son dichos, palabras
que no tienen mayor relevancia que los hechos. Y en parte es cierto, porque lo
que haces es un reflejo de lo que piensas y eres pero, de igual manera, lo que dices
tiene trascendencia.
A veces nos excusamos tras la frase popular: “Los hechos valen más que las
palabras”, cuando en realidad lo que dices es muy importante y puede tener
mucho más poder que tus actos.
Dios mismo nos dice en su palabra: “Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.” Mateo 12:37 (RVR-1960). Es por esta razón que debemos tener muchísimo cuidado con lo que decimos, repetimos o insinuamos con la boca. Dios nos dio un gran poder en las palabras para bendecir, ayudar y declarar maravillas de Él; sin embargo, hemos estado usando las palabras para nuestro beneficio o quizá para destruir a alguien que nos lastimó.
No es tarde para quitar de tu lenguaje cada palabra dañina que existe en él, aún puedes limpiar tu boca de esas palabras que destruyen y ensucian tu vida.
“Atenderé a mis caminos, para no pecar con mi lengua; guardaré mi boca con freno, en tanto que el impío esté delante de mí.” Salmos 39:1 (RVR-1960)
Tal vez dijiste cosas que no querías, lastimaste a alguien, condenaste la vida de tu prójimo o te separaste de personas que querías a causa de eso. La lengua es un miembro pequeño que puede provocar grandes cosas; recuerda que no sólo eres lo que haces, si no también lo que dices.
De hoy en adelante piensa bien lo que vas a decir, no permitas que el enemigo ponga las palabras en tu boca, que el amor que Dios puso en tu corazón se refleje en tus palabras.
Dios mismo nos dice en su palabra: “Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.” Mateo 12:37 (RVR-1960). Es por esta razón que debemos tener muchísimo cuidado con lo que decimos, repetimos o insinuamos con la boca. Dios nos dio un gran poder en las palabras para bendecir, ayudar y declarar maravillas de Él; sin embargo, hemos estado usando las palabras para nuestro beneficio o quizá para destruir a alguien que nos lastimó.
No es tarde para quitar de tu lenguaje cada palabra dañina que existe en él, aún puedes limpiar tu boca de esas palabras que destruyen y ensucian tu vida.
“Atenderé a mis caminos, para no pecar con mi lengua; guardaré mi boca con freno, en tanto que el impío esté delante de mí.” Salmos 39:1 (RVR-1960)
Tal vez dijiste cosas que no querías, lastimaste a alguien, condenaste la vida de tu prójimo o te separaste de personas que querías a causa de eso. La lengua es un miembro pequeño que puede provocar grandes cosas; recuerda que no sólo eres lo que haces, si no también lo que dices.
De hoy en adelante piensa bien lo que vas a decir, no permitas que el enemigo ponga las palabras en tu boca, que el amor que Dios puso en tu corazón se refleje en tus palabras.
Hola, espero que estés bien, al igual que disfrutes de esta publicación, déjanos conocer tu opinión, que Dios me los bendiga siempre