PARA MI HIJO ADOLESCENTE

Cuando eras niño te llevaba siempre de mi mano. Tú no te cuestionabas lo correcto y lo incorrecto. Te sentías seguro en mi. Más llegaste a la adolescencia y empezaste a levantar vuelo. Y con temor tuve que dejarte volar, sabiendo que la única experiencia que llevabas, no era la del error y del dolor, sino solo la de los momentos cuando caminábamos juntos y llenaba de consejos tu corazón.
Pero ahora algo te dice que...”todo lo sabes”, porque quieres ser independiente. Y entonces te revelas a mi autoridad para demostrarte a ti mismo que puedes estar en contra de todo porque tienes que ser diferente. Veo entonces con dolor que quieres levantar vuelo por cielos sin estrellas, por cielos donde el resplandor se acaba y son de oscuridad.

Entonces me siento triste, la angustia surge dentro de mí porque un día yo también volé con desengaño esos mismos cielos sin estrellas. Sé que en ellos solo hay imágenes que se esfuman y son de desesperación. Y entonces me pregunto: 
¿Dará fruto mi palabra en el terreno de tu alma? 
¿Podrás atender a mis consejos?
¿Podrás seguir el único camino verdadero que te he mostrado? 
Porque te amo.

Y entonces descubro que te has soltado de mi mano, más me consuelo pensando que aún oyes mi voz para guiarte, aunque tengo que gritarte cuando ya vas lejos. Sé que un día podrías ensordecerte en el bullicio del mundo engañador que te rodea y envuelve. Escucharás la voz del bien, pero también la del mal y deberás entonces elegir cual voz seguir. Y entonces te sentirás confundido y solo. 

O quedarás atrapado creyendo que no hay esperanza, que no hay una luz que te guíe hacia tu paz perfecta. Recuerda entonces que yo estaré en tu corazón para aconsejarte y sabrás cuál es la respuesta correcta, cuando sientas paz dentro de ti. Hoy te digo esto cuando empiezas a volar solo, porque no quiero que te eleves a auroras que no te permiten volver a empezar de nuevo porque el tiempo y la juventud no duran para siempre.

Por eso... atiende a mi voz, porque es de amor, es de sabiduría y de consejo. Vuela, pero vuela por el cielo donde solo alumbra la “luz del mundo.” Así un día, cuando tu juventud ya no sea temprana sabrás que el sabio no es el que cree que todo lo sabe, sino “el que sigue la instrucción y aprende del error ajeno”...

Ahora hijo, termino de escribir esta carta para ti y me doy cuenta que también es para mi vida, porque el Padre del cielo me ha estado enviando cartas con su palabra, más yo no quería querido leerlas y ponerlas dentro de mi corazón.  Porque no había entendido que El es mi Padre del cielo. Y yo he estado actuando también como tu, como un hijo adolescente. Porque estoy volando también por cielos sin estrellas donde solo hay tinieblas y no alumbra la luz del mundo...

“Envía tu luz y tu verdad, que ellas me guíen, que me lleven a tu Santo Monte, y a tus moradas.” Salmo 43:3

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