Lamentablemente
existen muchas personas que han dejado de congregarse y de relacionarse con
otros miembros de la congregación por cuestiones meramente interpersonales, ya
sea con los mismos hermanos o líderes.
La pregunta es: ¿Por qué si su problema
ha sido con alguna persona, se enojan con Dios? La primera reacción que uno
toma es el dejar de congregarse, incumpliendo el mandamiento que Dios nos da:
“no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino
exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.” Hebreos 10:25
(RVR-1960)
La mayoría nos justificamos alegando que continuamos orando en casa, pero si bien eso es algo muy importante, lo que también ayuda a un gran crecimiento espiritual es congregarnos, recibir esa palabra que Dios tiene preparada para nosotros.
Muchos hemos perdido el enfoque y el propósito con el que vamos a la Iglesia, olvidamos que la razón por la que se debe asistir es por tener un encuentro con Dios, recargarnos de fuerzas y nueva palabra para poder ser testimonio afuera y llevar personas a Cristo.
“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.” 1 Corintios 1:10 (RVR-1960)
La mayoría nos justificamos alegando que continuamos orando en casa, pero si bien eso es algo muy importante, lo que también ayuda a un gran crecimiento espiritual es congregarnos, recibir esa palabra que Dios tiene preparada para nosotros.
Muchos hemos perdido el enfoque y el propósito con el que vamos a la Iglesia, olvidamos que la razón por la que se debe asistir es por tener un encuentro con Dios, recargarnos de fuerzas y nueva palabra para poder ser testimonio afuera y llevar personas a Cristo.
“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.” 1 Corintios 1:10 (RVR-1960)
Si tienes alguna rencilla con alguien o te lastimaron, no permitas que eso
afecte tu relación con Dios, tu mirada debe estar puesta en tu Padre Celestial
y no en una persona terrenal, toma en cuenta que una Iglesia no es para justos
pues no hay ni uno solo en esta tierra, no existe la iglesia perfecta, todos
intentamos seguir los pasos de Cristo y es obvio que nadie es perfecto y veras
muchas fallas.
Si has dejado de congregarte por una u otra razón hoy es el día de volver con
tu familia, recibe ese alimento que Dios te quiere dar, eso te ayudará a limar
asperezas con los demás y te enseñará a ver a los demás como Cristo nos ve, con
misericordia y perdón.
Ahora levántate, vamos a la Iglesia, ¡Tu Padre te espera!
Hola, espero que estés bien, al igual que disfrutes de esta publicación, déjanos conocer tu opinión, que Dios me los bendiga siempre