Una
mujer fue diagnosticada con cáncer y le dieron tres meses de vida. En su
desesperación visitó gitanos, hechiceros y a todo aquel que decía que podía
sanar, pero nada funcionó.
Ella había gastado todo el dinero que tenía y también sus fuerzas, hasta que una persona la invitó a conocer a Cristo. Aunque al principio había cierta resistencia, sabía que era lo único que no había intentado.
Ella había gastado todo el dinero que tenía y también sus fuerzas, hasta que una persona la invitó a conocer a Cristo. Aunque al principio había cierta resistencia, sabía que era lo único que no había intentado.
Cuando el Señor llegó a su corazón y le dio más de lo que ella esperaba, sanó su interior y le dio paz. Ella iba todos los días a alabarle y sin darse cuenta vivió diez años más del diagnóstico que le dieron, murió tranquila y sin dolor en su cama.
Esta mujer era mi abuelita y esta historia la saben todos sus hijos, quienes vieron su sufrimiento y el increíble cambio del mismo, por lo cual decidieron conocer también a Jesús. En la palabra de Dios podemos encontrar una historia similar y me gustaría compartirla contigo:
“Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había
sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había
aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás
entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente
su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en
el cuerpo que estaba sana de aquel azote.
Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado? Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto.
Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad. Y Él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.” Marcos 5:25-34
Es posible que estés sufriendo por una enfermedad y has corrido por todas partes buscando alguna solución pero nada ha funcionado ¿Piensas que has intentado todo? Creer en Jesús es la única salida que tienes, anímate a acercarte a Él para pedir perdón y misericordia por tu vida.
Pero qué llevó a Juan Luís Guerra a volverse cristiano, Esa pregunta se la hacen sus seguidores una y otra vez. Él la responde sin prisa: “Yo tenía en mi vida muchos triunfos, fama y fortuna pero no tenía paz, vivía tomando pastillas para controlar la ansiedad y dos personas me predicaron y dijeron que la paz que buscaba, la podía encontrar ahí, en el Señor. Abrí mi corazón y no sólo encontré paz sino vida eterna”.
Dios te puede responder de diferentes maneras, es posible que te sane o te diga que el tiempo ha llegado para que estés con Él. Nadie puede decirte qué es lo mejor para ti, pero si la respuesta viene de Dios ten por seguro que te llenará de paz y sanará tu interior para que en el tiempo indicado puedas irte seguro de que estarás con Él.
¡No corras más! Busca al dueño de la vida.
Hola, espero que estés bien, al igual que disfrutes de esta publicación, déjanos conocer tu opinión, que Dios me los bendiga siempre