A
veces estamos acostumbrados a recibir bendiciones pero no a compartirlas. Dios
no nos bendice sólo para que le agradezcamos y quede todo ahí con una sonrisa y
agradecimiento, Él nos hizo capaces de compartir y ser de bendición para otros.
Lo que sucede cuando un lago tiene varias entradas de agua pero ni una de
salida, es que provoca que las aguas se detengan y surja un pantano, algo
que es muy desagradable por el olor, insectos, peligro, etc. que genera.
De igual manera, quizás nos hemos convertido en pantano, enfocándonos en pedir para nosotros, recibir la bendición y favores de Dios pero no hemos bendecido a otros ni compartido esa bendición. Esto es algo muy desagradable que a la larga repercute en nuestra relación con Dios y con los demás.
En lugar de ser pantanos seamos como Abraham que recibe la bendición para ser
de bendición: “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré
tu nombre, y serás bendición.” Genesis 12:2 (RVR-1960)
No guardes solamente para ti lo que Dios te está dando, las bendiciones son para ser compartidas. Fuiste creado para ser un canal de bendición y de testimonio a las naciones y esto no sólo significa hablar de Jesucristo si no también hacer parte de nuestra bendición a los que nos rodean o Dios pone en nuestro camino.
“Y Dios proveerá con generosidad todo lo que necesiten.
Entonces
siempre tendrán todo lo necesario y habrá bastante de sobra para compartir con
otros.” 2 Corintios 9:8 (NTV)
Hoy te desafío a dejar de ser un pantano y a bendecir a otro con lo que Dios te bendijo, dale ese gozo y comparte de las bondades que Dios tiene para sus hijos. Fuimos creados para ser bendecidos y bendecir.
Hola,
espero que estés bien, al igual que disfrutes de esta publicación, déjanos
conocer tu opinión, que Dios me los bendiga siempre