Dios te salve, ángel de Dios, mi ángel protector, mi ángel de la guarda, espíritu de luz purísimo y bienaventurado, en quien además resplandecen otras singulares dotes con que te ha enriquecido y adornado la magnificencia del Todopoderoso.
Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día.
Santo Ángel que siempre velas por mi, ampárame con tu presencia cuando me extravíe, abre mis caminos al amor verdadero, a la prosperidad y la salud, dame tu consuelo cuando veas que sufro, tu ayuda si desfallezco, dame tu defensa ante el enemigo, tu protección frente al mal; lleva mis suplicas al Cielo y obtén para mi lo que tanto anhelo:
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a la hora de mi muerte te convido yo.
Rezar el Credo, Padrenuestro y Gloria.
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