Podemos ver que para tener grandes triunfos en cualquier área de nuestra
vida, necesitamos ser persistentes en todo lo que emprendamos.
Los
logros no realizarían si no fuera por la constancia que tuvo la
persona después de comenzar algo. También hay quienes no han podido
triunfar y fallaron, su falta de perseverancia los detuvo y no los dejó
llegar donde se habían propuesto.
“Y
le volvió a decir: Toma las saetas. Y luego que el rey de Israel las hubo
tomado, le dijo: Golpea la tierra. Y él la golpeó tres veces, y se detuvo.
Entonces el varón de Dios, enojado contra él, le dijo: Al dar cinco o seis
golpes, hubieras derrotado a Siria hasta no quedar ninguno; pero ahora sólo
tres veces derrotarás a Siria”. 2 Reyes 13:18-19
En
ese pasaje observamos que el profeta Eliseo se molestó por la falta
de persistencia del rey Joás al golpear sólo tres veces el piso con la saeta;
de haberlo hecho varias veces hubiera alcanzado la victoria ante los sirios.
Si
quisiste restaurar tu familia, tu economía, deseaste salir de un vicio, el
médico te dijo que ya no hay esperanzas ante la enfermedad o intentaste ser un
mejor líder; no dejes de intentarlo, que las dificultades no te desanimen
ni te detengan, no importa las veces que necesites acercarte a la
presencia de Dios, tienes que ser perseverante en lo que haces.
Por
su persistencia Bartimeo recibió su milagro, la hija de la mujer
sirofenicia fue liberada, la viuda alcanzó justicia y podemos nombrar
muchos otros logros en la Biblia que son producto de la constancia de
quien anhelaba un milagro.
“Que el Señor los lleve a amar como Dios ama,
y a perseverar como Cristo perseveró”. 2 Tesalonicenses 3:5 (NVI)
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