Es
complicado poder entender que las situaciones que nos tocan vivir nos pueden
ayudar a alcanzar un verdadero crecimiento espiritual, porque aún pasamos por
dificultades cuando decidimos obedecer Dios. En medio de la
adversidad debemos aprender a confiar en el Señor, por medio de los
problemas nuestro corazón es probado en fe; nuestra sumisión al Padre
tiene que ver con la actitud que tomamos frente a todo lo que nos sucede.
Nuestra
fe siempre es puesta a prueba para ver si realmente confiamos en el Señor en
los momentos difíciles que pasamos cada día. “Sometida a prueba vuestra fe,
mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego,
sea hallado en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado
Jesucristo.” 1 Pedro 1:7
El
oro se prueba con el fuego para ser purificado, también el hierro es puesto a
altas temperaturas para ser moldeado. El fuego es muy importante para que
el metal reciba la forma que desea el herrero; de la misma manera Dios te hará
pasar por las pruebas para moldear tu fe como Él quiere. Esa es la razón
por la que permite que pasemos por dificultades, para fortalecer nuestra
confianza en el Señor.
Los
problemas pueden ser muy fuertes y quizás hagan que tu corazón se
llene de duda para que dejes de creer en Dios. Tu confianza en el Señor tiene
que ser moldeada como el hierro para que llegue a ser más fuerte, la fe
entra en acción cuando en lo natural ya no podemos hacer nada.
Como
la mujer Cananea que buscó la liberación para su hija, Bartimeo el ciego
que quiso volver a ver y el leproso que clamaba por sanidad, todos en un
momento fueron en busca de Jesús para un milagro. La fe de cada uno de ellos
fue puesta a prueba, su situación no los detuvo para creer y recibieron lo que
buscaban.
“No
te desanimes; más bien pon tu mirada en Jesús, el autor y consumador de
la Fe”. 2 Corintios 4:16,17