Y
el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón
esforzado y valiente. Jueces 6:12
No eran buenos tiempos para Israel, la Biblia dice que empobrecían por causa de
Madián, su enemigo y cada vez que estaban a punto de cosechar, venían los
madianitas y se llevaban todo el fruto, no dejando que comer en Israel.
Una
situación preocupante, triste y decepcionante a la vez, porque no se veía
salida posible, solo decidirse a enfrentar al enemigo de una vez por todas. Y
para esto, Dios tenía en su mira a un hombre, que a sus ojos era “varón
esforzado y valiente” pero en realidad, estaba haciendo cuevas para esconder el
trigo, para al menos, tener algo que comer.
Algo llamativo de esta historia, radica en la gran diferencia entre como Gedeón
se veía a sí mismo y como lo veía Dios. El ya veía un valiente, un líder, un
guerrero que llevaría al pueblo de Israel a liberarlo de la opresión de los
madianitas.
Sin
embargo el concepto que Gedeón tenía de si mismo era muy pobre: “Entonces
le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi
familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre.” (Jueces
6:15)
Gedeón se sentía muy pequeño, tal vez incapaz o débil para semejante misión. Si recordamos otros pasajes bíblicos por ejemplo hubo razonamientos parecidos en la vida de Moisés. Es como si Gedeón le estuviera diciendo a Dios, te equivocaste de persona, ¿no sabes quien soy? Y tal vez a los ojos del mundo el tuviera la mirada correcta, pero a los ojos de Dios era un esforzado y valiente conquistador.
¡Cuántas veces tenemos situaciones parecidas en nuestra vida!. Nos sentimos incapaces, pequeños, pensando que hay otros más preparados o mejores. O al igual que Gedeón, recordamos nuestra familia, o una historia personal llena de carencias llegando a la conclusión que no podemos.
Tendemos a justificarnos al igual que Gedeón, disculpándonos tratando de que otro lo haga o tome la responsabilidad.
Pero fíjate que le responde Jehová: “Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre.” (Jueces 6:16)
Como diciendo, Gedeón, ¿de qué te preocupas?, si no va a ser en tus fuerzas sino en las mías. Y como Jehová estaba con él, finalmente pudo vencer. Si pudiéramos comprender y creer este concepto tan simple para nuestras vidas, yo creo que dejaríamos de vernos con tantas limitaciones y comenzaríamos a confiar en que Dios usa gente común para resultados extraordinarios.
Te invito a que hoy, hagas un pequeño ejercicio, el de verte como El te ve. Porque no es en tus fuerzas o capacidades, sino en las de El, no temas y cree que en El podrás hacer proezas.