DE TODAS LAS VANIDADES DEL MUNDO
Quien me sigue no anda en tinieblas (Jn., 8, 12),
dice el Señor.
Estas palabras son de Cristo, con las cuales nos
amonesta que imitemos su vida y costumbres, si queremos verdaderamente ser
alumbrados y libres de toda la ceguedad del corazón.
Sea, pues, nuestro estudio pensar en la vida de
Jesucristo.
La doctrina de Cristo excede a la de todos los
Santos, y el que tuviese espíritu hallará en ella maná escondido.
Mas acaece que muchos, aunque a, menudo oigan el
Evangelio, gustan poco de él, porque no tienen el espíritu de Cristo.
El que quiera entender plenamente y saborear las
palabras de Cristo, conviene que procure conformar con Él toda su vida.
¿Qué te aprovecha disputar altas cosas de la
Trinidad, si careces de humildad, por donde desagradas a la Trinidad? Por cierto,
las palabras subidas no hacen santo ni justo; mas la virtuosa vida hace al
hombre amable a Dios.
Más deseo sentir la contrición que saber definirla.
Si supieses toda. La Biblia. a la letra y los dichos de todos los
filósofos, ¿qué te aprovecharía todo sin caridad y gracia de Dios Vanidad de
vanidades y todo vanidad (Eccl., l,2), sino amar y servir solamente a Dios.
Suma sabiduría es, por el desprecio del mundo, ir a los reinos celestiales.
Vanidad es, pues, buscar riquezas perecederas y
esperar en ellas.
También es vanidad desear honras y ensalzarse
vanamente.
Vanidad es seguir el apetito de la carne y desear
aquello por donde después te sea necesario ser castigado gravemente. Vanidad es
desear larga vida y no cuida,: que sea buena.
Vanidad es mirar solamente a esta presente vida y
no prever lo venidero. Vanidad es amar lo que tan presto se paso: y no buscar
con solicitud el gozo perdurable
Acuérdate frecuentemente de aquel dicho de la
Escritura:
No se harta la vista de ver ni el oído de oír
(Eccl., 1, 8).
Procura, pues, desviar tu corazón de lo visible y
traspasarlo a lo invisible, porque los que siguen su sensualidad manchan su
conciencia, y pierden la gracia de Dio