SALMO 62 - SALMO CON SED DE DIOS

Dios, Dios mío, yo te busco y no Te encuentro; sed de Ti tiene mi pobre y alocado corazón; te busco y me siento con frecuencia defraudado, porque mi alma se levanta como tierra reseca, sin agua. Tengo sed de Ti: de tu amor y lealtad sinceros; tengo sed de Ti: de tu verdad y sinceridad; tengo sed de Ti: de tu justicia y fidelidad; tengo sed de Ti: de tu amor y misericordia.

Te busco, como la flor tiende al sol por la mañana; te busco, como el río se alarga hasta el mar; te busco, como la semilla crece y camina en libertad; te busco, como el niño chiquito, la protección de su madre.

Tu amor, Señor, es vida; es mejor que mi propia vida; tu rostro irradia la luz de tu gracia y verdad; tus manos están abiertas al perdón y la acogida; todo tu ser es fuerza de salvación para el hombre. Empapa, oh Dios mío, mi corazón de tu bondad; rocíame con la lluvia suave de tu ternura; deja caer tu amor sobre mí como rocío de la mañana; y abre mis labios para que te cante con labios jubilosos. En las noches, cuando en soledad me encuentro, pienso en Ti; y mi corazón hace camino hacia la luz de tu mirada; Tú llenas mi noche, Tú das sentido a mi existencia, y eres para mí como amigo bueno que me acompaña.

Por Ti vigilo; por Ti mi corazón no duerme; por Ti estoy como centinela esperando tu llegada; por Ti mi corazón vuela hasta tocar tu rostro; por Ti mi alma se aprieta contra Ti, buscándote en mi alma. Líbrame, Señor, de los ídolos que gritan, como en ferias, mercancías baratas, saldos viejos, hojarasca; líbrame, Señor, de los dioses que disputan mi existencia y que buscan manipular mi vida y deshacerla en sus garras.

Oh Dios, mi corazón te busca, fascinado y apasionado porque sólo en Ti hay respuesta a lo largo del camino; te busco, después de dejar atrás cosas vacías que encontré y que ahora, son para mí nada, ante Ti, que eres mi Tesoro escondido.

Tengo sed de Ti, de tu pan y de tu palabra de vida; tengo sed de Ti, de la verdad de tu Evangelio; tengo sed de Ti, de comunión con tu Iglesia; tengo sed de Ti, de la fuerza de tu Espíritu.

Te busco, con mi comunidad al lado, que también busca; te busco, con los hermanos que caminan conmigo como amigos; te busco, y sé que estás vivo, presente entre nosotros, que en tu nombre, Señor Jesús, nos hemos reunido.

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